martes, 20 de octubre de 2009

Booze Riders

Culto al amor
Y al terror

Llegaron las ruedas
De un nuevo control

La sangre fría
Se nos subió
Y nuestras mentiras
Nos hacen tu Dios

Y la muerte te llamó
Detrás del cinismo
Y la muerte te llamó
Detrás de tu auto destrucción

Es lo mejor
que te pasó

Cuero transpirado
Del nuevo control

La sangre fría
Se derramó
Y nuestras mentiras
Te dieron valor

Y la sangre te llamó
Detrás del cinismo
Y la sangre te llamó
Buscando tu auto destrucción

jueves, 8 de octubre de 2009

El Caminante Mudo

Es el mensaje que han impartido, en dosis pequeñas por todo un territorio. Desde la palabra noble hasta el asesinato mas cruento, su misión se extiende lentamente. La luz y la oscuridad son el rasgo más simple y profundo de este planeta y ellos son producto de aquel rasgo. Han nacido y crecido y han perdido y ganado, y ahora llegaron. Los podes ver, solo si queres verlos, los vas a ver si ellos deciden que tu hora llegó. Es que para ellos el camino de la impunidad es un camino largo, y las almas de este sub mundo tienen el justo tiempo para empezarlo y pedir perdón y redimirse para no volver a él nunca más. Pero cuando el tiempo se te agota, y solo ellos lo saben, toda esa montaña de piedras que arrojaste se vuelve en tu contra. Es la ley terrenal, impartida por estos seres incorruptibles. Demonios que se creen ángeles, te toparás con ellos próximamente porque en el fondo sabes muy bien lo que estas haciendo mal. Los vi más de una vez, en sueños y luego en una mesa, en un bar. Hablé más de una vez y entendí mejor su estructura de condena. Cuan amplio debe ser el universo, cuando uno abre una grieta, nuevos seres aparecen. Angeles y demonios quizá, y supongo que en todo este espectro yo seré un humano.

Me siento frente a un campo verde y estoy solo junto a mi caballo, tomo un trago de whisky, palpo mi colt y temo estar loco. Pero no voy a hacer daño, creo que no lo voy a hacer y entonces no me asusta estarlo. Y de pronto creo que hay tanto por explorar, y como un temerario me levanto y subo a mi caballo. Las alas del sombrero cubren la luz intensa del sol y voy hacia el próximo paraje, sea donde sea, para descubrir o para enloquecer, depende de quien lo vea.

El sujeto se levanta como se ha dicho y el caballo galopa. Y los colores del campo cambian, y las distancias se transforman. Y podría decirse que algo extraño sucede, pero eso depende de quien lo vea.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Caballero del Sub mundo

Aguas turbias
Fuera del respeto
Infectadas con traición

Un ser desesperado
Levanta un arma
Por encima de su cabeza
Hundida en ese agua

Una luz divina
Lo levanta
Esta preparado
Para la matanza

Es solo eso
Y no importa el karma
Un pecho oprimido
Que intenta respirar
Reclama venganza

Vamos a ver
De que esta hecho este ser
En la tiniebla del sub mundo
Endereza su espalda

Van a ver
Después de un triste sueño
El caballero se levanta
Y el ogro, imbécil,
Gritará por piedad.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Cuerdas, carne y plomo, Introducción al predicador

El ruido de la escopeta retumba en el silencio del desierto. La ley vestida de cuero, con una estrella dorada en su pecho empieza a hacer eco mientras que tres cadáveres cuelgan y el sol se oculta detrás de las montañas. Parejas con hijos se acercan a ver el show de la justicia y la verdad. El predicador abre bien los párpados, y las dos pelotas de leche con pigmentos azul cielo leen pasajes del libro sagrado. El ruido de las cuerdas se mezcla con el del viento y los  más chicos miran con curiosidad.

La noche aparece y detrás de las cuerdas el salón esta lleno, la rockola marca pasos de baile y el clima es jovial. Pedazos de res de medio metro de largo se sirven en las mesas mientras el bourbon y la cerveza fluyen sin parar.

La Biblia y la ley del revolver
La carne cocida y el ruido de las cuerdas
Los pasos de baile y el aguardiente
El paraíso tiene un precio
El arduo trabajo
De separar las aguas

El predicador

Cierra el libro y mira hacia el cielo. Tanta inmensidad posada sobre tanta insignificancia. Trata de sentir la energía de Dios, y sus ojos, pelotas de leche con pigmentos azules, echan una lágrima que cae en la tierra árida.
Los árboles secos se ven hermosos en el desierto y él camina desde la iglesia de piedra hasta el pueblo. Los hombres, mujeres y niños están usando sus mejores ropas mientras que lo escuchan mirando hacia el pedestal de madera. Y detrás del él, la inmensidad del cielo es interrumpida solamente por el verdugo y la horca.
Queridos Hermanos, estamos reunidos una vez más para que Dios, el todo poderoso, nos libere de tanta crueldad. Que los que eligieron el camino del mal, que los pecadores, conozcan cual es su destino final. Que los que elegimos el camino de Dios, que nuestros hermanos, mujeres e hijos, puedan dormir tranquilos en este sendero de aprendizaje que nos llevará a nosotros, los que nos alejamos del pecado, a la luz y la gloria de nuestro salvador, el todo poderoso.
Sus ojos celestes están firmes y fijos mientras que sus palabras transforman el miedo y la angustia de los allí presentes en una euforia que fluye por sus cuerpos, como si el mismo Dios los estuviera tocando, liberándolos de una carga pesada y elevándolos por los cielos.
El verdugo mueve la palanca y un hombre cae seco como un tronco, el cuerpo se balancea levemente de un lado al otro, como si fuese un péndulo.
El predicador mira al cielo y pide porque dios nos perdone y nos libere a todos de este valle del pecado guiándonos hacia la luz.

La muchedumbre se dispersa y se cierra el telón

Fiera de metal negro: El final del predicador

Bajo la luz de una vela, que ilumina las cruces de madera y las paredes de piedra, el predicador se golpea la mano con un martillo una y otra vez.
- ¿Por qué lo hice, por qué? -. La mano está cada vez mas morada e hinchada y la sangre salpica y salpica a cada martillazo que pasa.
Y desde afuera la luz de la luna muestra a una figura encorvada, que grita de dolor, tambaleándose de un lado a otro.
El predicador trata de correr sosteniendo, desde la muñeca, a ese muñón hinchado y violeta que tiene por mano, mientras que a lo lejos, desde las latitudes del pueblo, se puede ver como la muchedumbre avanza con palos y antorchas. Y él, escondido detrás de un aljibe de piedra, empieza a ser acosado por todos los ahorcados. En su cabeza escucha el ruido de la cuerda soltarse una y otra vez; Crrrac, crrrac, crrrac, crrrac. Despojando a montones de almas de su cuerpo. Y las víctimas de la horca ríen a su alrededor, y le rasgan la ropa, y lo miran con odio y placer.
El predicador se levanta y corre hacia el desierto, sus ojos que siempre estuvieron tan firmes y seguros, giran desorbitadamente de un lado a otro. Y la horda de campesinos y vaqueros furiosos va detrás, y el corre desesperado hacia el otro lado hasta que ya no puede mas; cayendo en una ruta muerta, gritando que está arrepentido y que nunca lo va a volver a hacer. Pero dentro de su cabeza, y mientras que el pánico, el cansancio y el dolor lo tienen paralizado, la lujuria lo anestesia, el no puede pensar en otra cosa mas que en el placer de ese acto, de esa perversión que lo llevó a donde está ahora.

Un cadillac negro aparece desde la oscuridad y a toda velocidad, el predicador se agacha aun mas y el descapotable lo pasa por encima, enganchando sus hábitos en el para golpes y arrastrándolo a ciento setenta kilómetro por hora. Su rostro se toca contra el pavimento, raspándolo, arrancándole la piel, la carne y finalmente rayándole el cráneo hasta que se suelta, dejando que las ruedas traseras de esa fiera de metal negro le quiebren las piernas, dibujando tras él una estela de sangre.
Los hombres y las mujeres se acercan, las antorchas iluminan una mezcla grotesca de huesos, sangre y carne viva. Y ante semejante horror, ninguno parece saber que sentir o que pensar.

Las luces rojas del cadillac se pierden en la oscuridad, se cierra el telón.

El último vaquero

Cayendo voy
Hacia el suelo
Un whisky más
En mi interior

Yo soy el que
Alguna vez
Quiso ser libre
En su prisión

Mi padre fue
Una maldición
Y su ley
Una ilusión

Cayendo voy
Hacia El suelo
Un whisky más
En mi interior

Mi padre fue
Una ilusión
Y su ley
Mi maldición


Estoy tirado
Probando mi propia sangre

Y quizá en otra vida
Lo pueda entender

Estoy en el suelo
Brota mi propia sangre

Y quizá luego
Lo pueda entender

domingo, 30 de agosto de 2009

Viaje

El corazón inundado
En un momento de tiniebla
Y con la mente de su lado
El alma se tiñe

El cielo va cayendo
Y me arrastro por el piso
Escapando apretado
Y sudando angustiado

Buscando el hueco
Para escapar de esta dimensión
Y aprieto mis cuerdas
Para abrir camino
Con la vibración

Un atardecer verde
En la arena roja
Y una fiera de metal
Rugiendo

Un alma apretada
Transpira claustrofobia
Sentada en un pórtico
Sosteniendo una escopeta.

Acelerador

Levantando velocidad
Me alejo de lo cruel
A puro placer

Con un corazón roto
Y un motor en la cabeza
Acelero sin medir
Despertando bien lejos
Con el cuerpo quebrado

Tanta suerte de mi lado
Me vuelvo a levantar
Destapo otro trago
Y vuelvo a caminar

Y la noche se acerca
Otra vez
Vertientes de alcohol
Y luces de neón

Y la cabeza acelera
Una vez más
Cruzando los bares
Tomando el control

Con un corazón roto
Y un motor en la cabeza
Tan solo un ente
Que ríe sin parar

Nadie me busca
Y nadie me va a buscar
El suelo vibra
El freno se rompe
Y vuelvo a empezar.

Carne roja y pedazos de metal

La paranoia es el combustible
De un nuevo control
Que divide al bien del mal.

La gente cae formando pilas de huesos
Que hacen más alto el pedestal.
Fuerza sobrehumana
Recorre tu cuerpo
Y el cuero la canaliza
Y no la deja escapar

El brillo del gancho
Que sostiene tu mano
Te guía perfecto
Hacia ese lugar.

Quien es el culpable
Los ojos delatan
Aquella verdad.

Que linda porquería
Más fuerte que vos
Que tarde o temprano
Te va a aniquilar

Un viaje intenso
En una chatarra de metal
Riendo hasta terminar
Y sin poder respirar

Pedazos de carne
Se mezclan con la lata
Y el ruido de un choque
Marca el final

Viaje frenético

Dentro tuyo
Todo se quiebra
La energía baja
Toma tu brazo
Y tu brazo toma un arma

Estas golpeado
Galopando
En una tierra extraña

Tu cuerpo cansado
Tu corazón roto
Y tu mente trastornada

Y el desierto se vuelve rojo
Mientras que las risas aumentan
Y el cielo empieza a caerse
Presionando tu cabeza

Cerras los ojos
Caes en tierra
Miras tus manos
Y te hundís en sangre

El bien borracho y el culpable

El viento del desierto sopla, un viejo borracho montado a caballo canta, un corazón de metal palpita:

Hoy soy feliz
Porque vuelvo a mi pueblo natal
Donde los culpables son colgados
Hasta transformarse en carnada
Devolviéndonos la paz

Hoy soy feliz
Porque la horca lleva su nombre
Este maldito que llevo a cuestas
Va a sentir a la mano del justiciero
Ahorcándolo hasta que no respire más

Que los hombres lo golpeen
Y que las mujeres lo escupan
Que su cuerpo cuelgue
Hasta que lentamente
Ya no lo soporte más

Es el viento del desierto
Moviendo las sogas en mi pueblo natal
Es el ruido de la venganza
Volando sutilmente
Por toda la colina

Hoy brindo feliz
Mientras el culpable cuelga
El mejor espectáculo
Que un hombre de bien puede disfrutar



Dos siluetas por el desierto, el viejo sigue cantando

Se cierra el telón.

Desde las Alcantarillas

Debajo de las alcantarillas, donde la noche es más profunda y oscura que la noche más profunda y oscura, un nuevo orden se empieza a gestar. Sutil y sigiloso se introduce dentro de las mentes sedientas de sabiduría y de cambio, ayudando a liberar sus almas de estructuras viejas y gastadas que aun gobiernan el sub mundo de la superficie. Instituciones repletas de verdad y de gloria y un flujo constante de destellos de información protegen el rigor sádico y perverso que apunta y dispara hacia el ego de todos y cada uno.
Hordas y hordas de esclavos caminan por las calles, prisioneros de una adicción impuesta desde el mismísimo nacimiento. Condenados condenan y la sangre y el odio tiñen las calles. Y el ego del esclavo se infla aun más mientras que su dedo índice apunta hacia fuera tan seguro como miserable y muerto de miedo.

Un nuevo orden se está gestando, sutil y sigiloso desde las alcantarillas, mientras que los idiotas del puñal bailan una danza vertical, perversa y maligna, cubiertos de una capa corriente y correcta, y con el sol de su lado.

Carta del Alquimista

En una ciudad de los suburbios, donde el peligro es noticia y el miedo gobierna, habrá una verdadera conmoción. Un acto fuera de lo común sacará a los innumerables y pobres propietarios miedosos de su mismo lugar. Un acto benigno como maligno desfasará los valores establecidos por un rato, generando locura y luego depresión. Y es que cuando un alquimista social mezcla lo bueno y lo malo tan a la perfección, la idiotez estalla y se destroza en mil pedazos. Pobres de los egos infelices y útiles que vagan por la tierra en una cinta, encorvando su espalda ante los valores mezquinos y convenientes. Pobres los que apuntan con miedo hacia la normalidad, tomando la estructura y disparando hacia todo aquello que no soportan. Pobres de esos conformadores de una sociedad de hormigas que hacen todo por cumplimiento o por rebeldía alimentando un ego que les pudre y paraliza las mentes. Pobres de todos y cada uno que por llevar a cuestas la honorable carga del verdadero camino fácil ignoran las verdades que trascienden la estupidez material del ego, que envuelve la mierda en hermosos paquetes, transformándola en apetecible y codiciada, deprimiendo los verdaderos deseos, tapados y sofocados durante siglos y siglos por toneladas y toneladas de esa mierda y generando una frustración incomprensible que acaba derivando en actos de abuso constantes que a su vez son protegidos por el sadismo y la perversión de la misma estructura social que los genera. Pobres de todos ellos, pues el alquimista ha nacido y con él una nueva era destruirá toda esta montaña de estupidez. Y solo aquellos que con sinceridad, agallas y nobleza hayan trascendido las pautas sociales y mundiales podrán sobrevivir.

“La oscuridad llegará para brindarnos una luz verdadera a los que deseamos verla. Y la libertad será la única meta.”

El alquimista