martes, 26 de enero de 2010

Paraíso Tóxico: Calavera y un cadillac negro

Julia y el negro Paul siguen a altas velocidades por la ruta, el cadillac negro se mantiene duro e inquebrantable a pesar de los ciento noventa kilómetros por hora. Ambos están muy borrachos, pero el negro Paul siempre se jactó de poder manejar de manera impecable en cualquier situación o circunstancia. Julia deja de lustrar la Colt por un instante para darse otro buen trago de whiskey mientras se pregunta si hacia unos instantes no habían atropellado algo.
- Paul, ¿seguro que no le dimos a un perro o algo así?
- Cuantas veces pisé alguna cosa muerta con esta fiera Juli? El camino está lleno de porquerías, pasame el bourbon dale
- Bieeen, bieeen, pero dejame un trago eeh, que nos queda una sola botella y del barato, y bajá un poco la velocidad, que ya siento que me vomito toda.
El negro Paul baja la velocidad y pone un poco de música
- Te va Rose Tatto eeh?
- Dale, dale, subile.
- Eh, eh, Juli, mirá ese tipo –
Paul señala a un motoquero, todo lleno de tachas y cuero al lado de la ruta, agachado al lado de una moto impresionante, manoseando el motor. Deciden parar, a ver que pueden hacer. Julia baja un poco la música.
- ¿Ey necesitas ayuda con eso? – grita Paul desde el volante mientras estaciona el cadillac al lado de la ruta.
- En realidad el motor está casi listo, el problema es que estuve viajando con una pérdida y me quede sin una gota de combustible.
- ¿Y Julia? ¿Te parece si lo llevamos?
- Dale Paul, voy a agarrar las cuerdas y los ganchos del baúl, esa cosa no va a ser fácil de atar.
- Si que estas de suerte, la próxima estación de servicio está a más de doscientos kilómetros y no tenemos problema en ayudarte, ¿que opinas?
- Ja!, claro que si, con está pinta nadie me para. – responde agradecido

Julia y Paul bajan del auto y entre los tres suben la moto arriba del baúl y la atan de tal manera que no se mueva. El motoquero toma su caja de herramientas y de un salto sube a la parte de atrás. Paul acelera con cuidado, a ver si la moto resiste, hasta que finalmente se confía y aprieta el pedal a fondo.

- ¿Tu nombre cuerote?
- Me llamo Marcos Calavera
- Jaja!, nombre de fraternidad motoquera eeeh
- No es la primera vez que me pasa, pero es mi apellido realmente
- Bueno, Juli pasale a Calavera un trago
- ¿Y hacia donde vas eh?
Calavera larga la botella luego de un trago largo y responde
- Voy hacia la ciudad, tengo cosas que hacer ahí.
- Uf, realmente te falta camino. ¿hace mucho que estas sobre la moto? – Pregunta Julia mientras le rechaza el bourbon a calavera
- Y hace dos semanas más o menos, vengo desde la costa oeste, pero ando acostumbrado a los viajes, desde los quince que ando en moto.
- ¿Ey y que anda pasando en la ciudad? – pregunta Julia.
- Asuntos personales, digamos que algo importante me espera
- Claro, claro. Pasa que nosotros recorrimos estas rutas mas de una vez, y es la primera vez que vemos a tantos motoqueros separados y solos, y lo mas curioso es que todos parecen ir a la ciudad, esta es la mejor ruta para llegar y creo que cruzamos a mas de diez, y todos separados.
- Si, eso mismo, lo veníamos hablando con Julia desde hace rato.
- Bueno pues – suspira Calavera- ¿supongo que ya saben más o menos de que se trata no?
Paul se da vuelta y mira a Calavera con una sonrisa cómplice.
- Así que de eso se trata. ¿vas por Jesús eh? Un amigo nuestro estudia el tema, esta fascinado, con Julia lo acompañamos mas de una vez a algunos de los lugares donde sucedieron los asesinatos para ver esas pruebas de las que se rumorean. Si el rey deja el trono, ¿Jesús va a buscar un sucesor eh?
- Veo que conocen el tema. Bueno no hay mucho que decir. Es algo en lo que se cree o no se cree y punto
- Jajaja – ríe Julia – Esto si que es una curiosidad. ¡Estamos llevando a un candidato!.
- ¡Yo no dije eso eeh!
- Ey ok, no te alteres, respeto las creencias de los demás, mi intensión no era burlarme ¿si?
- Ningún problema, muchacha.

Calavera toma un trago largo de bourbon mientras que el auto se come la ruta a ciento ochenta y el sol empieza a caer por detrás de los cactus y los arbustos secos. Julia ve que se acerca a ellos un parador de camioneros. Un cartel enorme que dice “El caminero Joe” ya tiene las luces de neón prendidas y chirriantes.
- Ey, Paul detengámonos a comer, tengo un hambre que me mata
- Si no te importa calavera queremos comer.
- No me vendría mal una comida, ya anduve por estos lados, el picante que sirven con la barbacoa es de los mejores.
- Vamos entonces, entra el auto dale que muero de hambre.

El cadillac negro entra y se estaciona entre dos camiones, dos campesinos posados sobre una Ford celeste miran extrañados la situación; Un cadillac descapotable negro con una moto chopera enorme atada arriba del baúl, dos sujetos de negro con pantalones cortos y botas tejanas y un motoquero tachonado, repleto de cuero y con una cruz de hierro plateada en su espalda.
Paul abre la puerta y los tres se sientan en una mesa, el restauran está forrado en azulejos llenos de grasa de cocina y una hilera de camioneros con gorras, camisas a cuadros y chalecos de jean comen y beben en la barra.
La moza, una chica joven y rubia, probablemente la hija del propio “caminero Joe”, se acerca y les da la carta. Paul empieza a reír cuando nota que nadie puede evitar mirarlos.

- Así que calavera dice que la barbacoa picante es buena por estos lugares. Bueno, quiero unas costillas de cerdo bañadas en salsa picante, unos huevos rancheros y una budweiser.
- Calavera, ¿budweiser? – pregunta Julia antes de ordenar.
- Si, si – responde calavera con una sonrisa
- Bueno que sean tres entonces, y un cuarto de pavo con papas para mi.
- ¿Y el señor? – Pregunta la moza con tono alegre.
- Otras costillas con rancheros y una porción de jalapeños.

La moza se aleja y hace los pedidos a los gritos por una ventana que da a la cocina.

Luego de esperar que Julia salga del baño, los tres vuelven a la ruta. El negro Paul da vuelta el casete y la música vuelve a sonar.

- Entonces, ¿eso es lo que se supone que va a pasar eh? – pregunta Paul a Calavera, manteniendo la conversación.
- Nada está del todo claro, muchos se toman las cosas de manera muy literal, por eso hay tanto motoquero yendo hacia la ciudad, pero no es mi caso, yo voy investigando, quiero saber bien de que va la cosa, son todos rumores y puede que el rey no haya abandonado el trono.
- Tienen suerte de que todavía no se tome muy enserio, si las autoridades empiezan a prestar atención a esto puede haber problemas – dice Julia
- Todo queda donde tiene que quedar, en el campo las cosas se manejan por rumores, la gente es muy mística, y en la ciudad ¡Ja! Todo lo contrario, cada uno se mira el culo a tal punto que poco importa cualquier cosa que pase alrededor.
- Calavera todo un analista ¿quien se lo imaginaría de un tipo con tu aspecto eeeh? Ja ja ja
- Y así son las cosas muchachos

El frío de la noche empieza a sentirse y el cadillac negro está estacionado en una estación de servicio. Julia y el negro Paul acuerdan encontrarse con calavera en unos meses en un bar de la ciudad y luego se despiden. Realmente se cayeron bien, una nueva amistad se empieza a gestar en medio del desierto.
Y Paul y Julia aceleran, quieren dormir y un empleado de la estación les dijo que a veinte kilómetros hay un hotel barato donde pueden pasar la noche.

Aire Puro del desierto, y lejos, la toxicidad de la ciudad. ¿Qué es lo que está por pasar?
Julia sale del baño y se acuesta junto a Paul. – No se que me pasa, vomité otra vez –
Ambos están exhaustos, Paul la abraza hasta que se duermen.

Se cierra el telón

Paraíso Tóxico: Hombre Buscado (1 y 2)

1


Unas botas de cuero negro son iluminadas por las luces de la cabina. En medio del desierto alguien hace una llamada. Detrás de la barba sucia, los labios empiezan a moverse, dejando ver unos dientes blancos y perfectos.
- No, todavía nada, viajé con unos tipos muy peculiares, ahora estoy en el kilómetro ochocientos noventa, se los ve por todos lados, pero no hay mucha camaradería. Nadie se paró. Quise hablar con uno de ellos hace un rato en la estación, pero empiezo a creer que estos hijos de puta tienen más ojo de lo que parece.
- Bueno, bueno, cuando tengas más novedades, llama. Revisa los escritos que te di, no te pago para que vagues por ahí sin hacer nada. Tengo que irme Calavera.
- Bien, bien, déjeme todo a cargo, ya les voy a sacar algo es estos tipos.
- Ok, ok, me voy
- Bueno.
Calavera sale de la cabina y se mete en el cuarto del hotel, se sienta en la cama, saca unos escritos fotocopiados de una carpeta y se pone a hojearlos.

“Pantallas cachondas, perversas y paranoicas. Productos brillantes, creados por la peor calaña. El idiota se alimenta, pero las vibraciones de los radares jamás destruirán la toxicidad. En este pantano de perdición, en esta tierra dominada por animales astutos, el rey; Único y verdadero va a caminar nuevamente por la ciudad. Que el idiota, culpable de su irresponsabilidad, camine estúpido y mirando hacia adentro. Lentamente la cruz cae y cae sobre la ciudad. El rey y sus piernas de metal lo van a pisar, a aplastar y a reventar.
El sol cae en la mirada plateada de Jesús y su cuerpo de cuero no deja de brillar.”

Calavera mira hacia arriba, el ventilador gira lento. Da vuelta la página y vuelve a la lectura. Pasan las horas y parece no encontrar nada nuevo.

Claro, esto debe ser del atentado a Martelli. Dieciocho puñaladas a la salida del canal. Tanta seguridad alrededor y no usaron un arma de fuego. Y la cruz de malta dibujada con sangre. Increíble, increíble. Mejor mañana salgo para la ciudad, sigo con esto y no saco nada. La historia se escribe luego de que sucedió y no hay señales. Me pregunto si rojo o vaquero habrán conseguido alguna buena información.

Calavera cae muerto en la cama, y las vibraciones siguen alterando el suelo, demasiadas motos se dirigen a la ciudad a velocidades altas y sin parar.








2

Y otra vez en el camino, Calavera vuelve a la lectura, toma cerveza en un saloon y lee otro de los tantos escritos encontrados:


Paraíso Tóxico: Jesús, el rey y las advertencias del primer encuentro

Se había dado cuenta esa tarde, mientras que en sus oídos se escuchaban historias viejas y de rigor, y mientras una chica miraba con deseo sus pantalones apretados y sus botas negras. El esclavo y el amo, y al final todo se da vuelta. La libertad nuevamente no existe, y parece que esta vez le importa. Detrás de ese telón hay otro, y seguro detrás de ese hay muchos más. Hormigas pequeñas en enormes trajes metálicos, ese fue el concepto que lo insertó con comodidad en la sociedad, y moviendo hilos se sintió el rey de un deposito de tornillos, engranes y maquinas. Y todo se volvió predecible y creíble, como si Jesús apareciera todas las mañanas frente a la cama del creyente, sangrando y manchando el piso, diciéndole que ahí está y que puede creer en él. Y el placer inmediato no es problema, pero el pedestal de tornillos se desmorona mientras que tranquilamente la imagen de Jesús podría evaporarse hasta desaparecer para no volver.
Y la paranoia lo carcome, y quiere borrar y eliminar, y quiere también matar. Pero la desesperación no supera, y la chica le mira las botas y luego lo mira a los ojos. Y él empieza a pensar que ella lo mira con desprecio, porque para ella él no es más que una verdad vieja e impúdica. Su humanidad oculta entre sus investiduras, estas que atraen como un imán todo lo que implican. Hormigas pequeñas en enormes trajes de metal, la historia de un mundo, de una sociedad, de una verdad, y solo la historia de un hombre.
El rey mira por la ventana y jamás se sacará la corona. El rey se da cuenta de lo obvio de su prisión. Y el rey no es humano, él odia a la humanidad porque para él no existe. Y si existiera, simplemente no debería hacerlo.
Y los bares lo llaman, parece que algo más interesante aparece. Dejando atrás las miradas, una cruz de malta brilla y nuevas emociones recorren su cuerpo. La toxicidad, bendita, recorre sus venas. Y el bien, y el mal, y la fuerza y la debilidad. Tanto que aprender, tanto camino por recorrer.

Se queda pensante. Le gusta lo que lee pero no le sirve. – Nada ¡Nada! – se repite a si mismo mientras busca billetes en su bolsillo.

Y Calavera se abre paso ante las puertas del saloon y un telón se cierra.

Paraíso Tóxico: Los Cazadores (1 y 2)

1


Cercanos a la ciudad, en un restauran de los suburbios, Julia y Paúl toman una cerveza y esperan la orden. El sol está ardiendo afuera, y las calles empedradas transpiran vapor mientras que un tren que pasa justo por encima de ellos hace vibrar las mesas del restauran. Ambos esperan a Leroy, un historiador amigo de ellos que vino a la ciudad a seguir los sucesos:
- Mira esa rockola Julia
- Jaja, ¿seguirá funcionando? Parece de los años 20
- Ey! Disculpá, ¿funciona esa rockola? – Dice Paul al mozo que justo le pasa por al lado con una bandeja llena de copas y vasos.
- Si señor, son veinticinco centavos por dos temas
Paul se levanta y toma monedas de su bolsillo, mira la lista y sonríe a julia
- Eeeeeeey Julia, esto es increíble, Leadbelly, Muddy Waters, Willie Dixon, ¡Jimmy Reed!
- Realmente está perdida en el tiempo esa cosa. Dale, dale, largá todas las monedas.

El blues empieza a teñir el ambiente y Leroy abre la puerta del restauran; Camisa a cuadros, chaleco, Jeans, zapatos negros y gorra de camionero.
- Eeeey, si son nada mas y nada menos la pareja de borrachos mas buscada de todo el país, jejeje
- ¡Eh Leroy! Siempre con esa gorra sucia. ¡Dame un abrazo!
- ¿Como anda mi Julita querida eeh?
- Bien, loco, bien ¿vos?
- No me quejo, disfrutando de este calor de mierda, ocupándome de mis negocios.
- ¿Así que tenes un departamento acá en la ciudad ahora? – pregunta Paul, mientras que Leroy se acomoda en su silla
- Si, mi hermana se casó y se fue a vivir al campo así que el departamento de mi abuela queda para mí. El otro día me compré unos muebles, quedaban un colchón y la cocina de cocinar no más. ¿Y a ustedes que los trae por estos pagos? jajaja
- Jeje. Tengo lo que me pediste en el auto, hace tiempo que no te tenía con armas pero bueno, te aseguro que están como las dejaste.
- Bien. Y cuéntenme, ¿como va la banda?
- Ahí andamos, después de lo del baterista estamos muy hasta las pelotas, igual en el auto tengo el último disco, la discográfica rompe menos las pelotas y pudimos editar bastante nosotros, con Paul estamos medio hartos de los productores.
- ¿Y con lo del baterista? ¿Cómo se las arreglaron?
- Y tuvimos que terminar de grabar con un amigo, agarró los temas en dos semanas para que te hagas una idea. Fue muy repentino, se enteró del accidente de la vieja y se fue inmediatamente. El otro día nos llamó, ¿el martes no Paul?
- Si, dijo que se está cagando de frío, nos pidió disculpas. Sonaba hecho mierda, parece que quedó discapacitada.
- Que mierda.
- Y si, pero bueno, igual la madre ya tiene casi noventa años y bueno, las caídas son fatales para la gente de esa edad.
- Si, claro, claro. ¿Pidieron algo?
- Hamburguesas y papas fritas no mas
- Bueno, bueno, coman ustedes, yo los acompaño con una cerveza. Tomemos algo y hablemos.
- El asunto es Leroy – dice Paul interrumpiéndolo – El asunto es que hoy a la tarde tenemos una reunión con uno de los directores de la discográfica, aprovechando que estamos por estos lados queremos cerrar algunos detalles, sobre todo los de los cheques jaja.
- Bien, bueno – dice Leroy comprendiendo- no hay problema alguno jejeje. Vayan, yo les dejo la dirección y se caen a la noche ¿si? Quiero que hablemos tranquilos del asunto, no en un bar.
- Bien, bien Lerito – dice Julia con cariño – Pero aprovechemos, contanos; ¿te separaste?, ¿abriste un local de discos?, ¿tu cabeza sigue tan tocada como la dejamos eh? Jeje
- Y ahí ando con todo, el local funciona, aunque siempre me pasa lo mismo, encuentro un asunto y lo largo a la mierda jejejeje. Yo sigo con lo mío locos.
Y bueno; Si, lo de Bárbara tuvo que ver con mi desequilibrio de siempre, al menos eso pensé, por ahí ya no nos queríamos mas, es difícil saber con el paso del tiempo, sobre todo cuando pasó lo que pasó
- ¿Los seguis viendo? – Interrumpe Paul a Leroy
- Nunca se van, siempre están, pero no me afectan. Ahora están en la mesa de al lado. Y la imagen es bastante absurda, ¿Que pueden hacer dos Ninjas en un café a estas horas, ambos vestidos de negro y con sables? ¡Y con este calor! Jejejeje. Pero bueno, ahí están. Ellos saben que no tienen que molestar y yo se que siempre están.

Pasan unas horas y luego de contarse innumerables anécdotas, recordar viejos tiempos y apenas mencionar el asunto de su encuentro el negro Paul y Julia se suben al cadillac y aceleran, y Leroy enciende su camioneta mientras que los dos Ninjas negros se suben parados detrás sin que sus cuerpos generen el menor peso sobre los amortiguadores. Y dentro del bar la rockola quedó sonando. Un blues melancólico repite una y otra vez: “There´s a man going round taking names, There´s a man going round taking names”.

2


Suena la puerta.
Hace tiempo que el Cadillac negro descansa en la entrada y Leroy abre y paga las pizzas y las cervezas. Es un departamento oscuro y desordenado. Los pocos muebles, restos de comida, botas de cuero, catálogos de discos y libros ocupan el espacio, haciéndolo aun más chico. Julia y Paul están sentados en el piso, sobre unos almohadones, rodeando una mesa ratona con un velador y tres vasos de cerveza.
- Y bueno, esta mas que bien ¿Pero cuando va a ser el próximo?
- Según los cálculos dentro de dos días, al amanecer, es posible que lo agarren a la salida de su casa. Aunque puedo equivocarme. Están dándole a peces gordos, hace tiempo que no matan a alguno del montón, por eso creo que le van a dar a este, es poco sabido, pero estaba muy involucrado con Martelli.
- Bueno Leroy - interrumpe Julia - Pero no jodas con las armas, no quiero problemas como los del banco eeeh, ya no estoy para esas jodas.
- Julia me extraña, éramos pibes, el poli cojeó durante dos semanas y se recuperó, además ya es otra cosa
- Ja, si se que es otra cosa, pero se la diste gratis, y nunca me gustó lo que pasó.
- Vale, a mi tampoco, me equivoqué
- Entonces en dos días..
- Si, si, quise buscar algo en alquiler pero no había, de todos modos hay una iglesia a media cuadra, nos subimos al techo al anochecer y pasamos la noche, ya tengo todo jajaja
Leroy acerca una caja con binoculares, visión nocturna, cuerdas, guantes y gorros. Paul y Julia miran el contenido y se echan a reír
- jajaja, de película, de película!
- Eeeeh! ¿Y ese quien es? - Pregunta Paul señalando a un gato naranja que salta de la ventana a la mesa para tomar un resto de leche con cereales que queda en un plato.
- Se me olvidó presentarlo, el es mi compañero de cuarto, Demóstenes.
- Lindo - dice Julia y se acerca a acariciarlo
- Si, si, lindo y apestoso, no lo toques mucho que te mea todo.
- Uuuh, ¿está en celo el hijo de puta? ¿Che en todo este quilombo no tenes un tocadiscos, o algo? quiero escuchar música.
- Si Paul, pasate al baño, es el único lugar donde lo pude meter y conectar bien, los enchufes están en corto, francamente la cabeza de mi hermana debe estar mas rota que la mía, no entiendo como vivía acá adentro, ya me electrocuté como cinco veces, prendo la luz y se prende el ventilador de techo, una porquería
- jajajaja, siempre fue de familia lo tuyo, siempre de familia
- Pongan su disco nuevo dale, quiero ver en que andan ahora
- Está en el auto - dice Julia desde la mesa mientras acaricia a Demóstenes
- Vale Paul, buscalo mientras yo abro otra, quiero escuchar eso, tomar y salir a festejar, tengo unas gotas locas, vamos a enloquecer por la ciudad. Teatros, bares, bandas, esta noche hay de todo.
- Vale, vale - dice Julia con tono festivo - que hace tiempo que no tenemos una buena noche de ciudad.

Paraíso Tóxico: Encuentro Espía

Mira el reloj, paga y sale. Está tan solo a unas cuadras y debe llegar si o si a la hora señalada. A pesar de su apuro mira con detalle las calles y los negocios. Carteles baratos y poco llamativos marcan a los locales de barrio que empiezan a abrir, el olor a masa horneada de la panadería, los viejos con carritos yendo de compras, los comerciantes con delantales baldeando sus veredas, limpiando pedazos de botellas y vómitos de la noche. Hace tiempo que no pisaba una zona de los suburbios, y mientras camina brotan los recuerdos:
– ¿Cuando me transformé en esto?, yo podría estar por estos lugares, por mi viejo barrio, abriendo una panadería, amasando con alguna esposa y algún hijo mío, alquilando alguna película para ver en familia, ahorrando para ir a la playa, abrazando el paraíso de la rutina. Tengo que renunciar, irme, junto el billete y empiezo de nuevo ¿Todavía existirá el campito aquel? –
Observa el cielo y baja la mirada, en su cabeza su padre corta leños con un hacha y su madre los arroja a la salamandra uno por uno, y el fuego echa cada vez más calor mientras que él lee una novela de espías en un sillón. – Doce años tenía cuando nos mudamos del campo a los suburbios – Se dice a si mismo en la ceguera del recuerdo – ¿Tanto tiempo pasó? – Suspira y después se ataja – Es por acá.
Mira hacia los dos lados con mucho cuidado y dobla en un callejón, baja por unos escalones de piedra y toca la puerta. – Doblador 566 – murmura, y un pasador suena y la puerta se abre.
Rojo entra al cuartel 4ª y se sienta junto a calavera, Vaquero cierra la puerta y prende el aire acondicionado.
- Increíble que a estas horas de la mañana ya haga este calor –
- Si, empecemos de una vez, ¿que tienen? -
- Por lo que estuve viendo hay un problema de cálculos, el margen es de pocos días, creo que lo mejor va a ser hacer guardia todos los días.
- Si, aunque por la zona no tenemos nada, nos tendrían que habilitar algunas camionetas.
- Si, pero no me gusta nada, no podemos estar ahí por mucho tiempo, son muy raras las cosas que pasan, este no es un laburo común.
- Yo me inclino mas a que es propaganda – dice Vaquero interrumpiendo – Vayamos con confianza esta vez que tenemos algo seguro, no quiero caer en toda esta vuelta mística que se le da al asunto, según el jefe tenemos ocho camionetas y seis autos a disposición, eso basta para despistar al mas astuto de los espías. ¿Colocaste las cámaras rojo?
- No ¡Estas loco! Con la seguridad de ese lugar, lo más conveniente va a ser ponerlas uno o dos días antes, tengo bien estudiados los planos igual, así que problema no va a haber. Ah, también encontré la manera de anexar sus cámaras a las nuestras, pero solo las del patio y el estacionamiento, si intento entrar arriesgo toda la misión, tienen un sistema de seguridad de los mejores, muy nuevo, con muy pocos puntos débiles. Todavía me cuesta entender que lo vayan a liquidar ahí
- Lo mismo hubiésemos pensado de Martelli si lo hubiéramos captado a tiempo, el jefe está furioso.
- ¿Ves lo que te digo? Yo no tomaría todo tan a la ligera, ese asesinato no lo termino de entender, pero bueno, ya veremos. El jueves supongo que recopilaré mejor información, logré infiltrarme en los guardianes del grial y ya estoy invitado a la próxima celebración en el cuartel del Águila. A pesar de que estos tipos muestran moverse más por la cuestión mística, estoy seguro de que saben bastante.
- Bien, el jueves no entra dentro de los cálculos, si algo surge, la reunión tiene que ser inminente. Yo hoy mismo me encargo de conseguir todo, en cinco días nos volvemos a encontrar, las especificaciones van a ser mandadas por el jefe a los móviles como siempre.
- Bien – responden calavera y rojo casi al mismo tiempo.

El sol de la mañana se alza cada vez mas alto, y los tres agentes se separan sigilosamente, caminando por las calles de los suburbios hasta desaparecer, mientras que lejos de ahí, rodeado por la densidad del cansancio y lejos de cualquier testigo humano, el rey de cuero y cruz de malta se acuesta. Y siempre presente, la pluma divina traza la madera como si fuera un puñal:

Paraíso Tóxico: Rey, máquina y carne

Acostado sobre unos tablones de madera, en un pueblo abandonado, rodeado por un bosque atravesado por una ruta de rieles muerta, el Rey empieza a conciliar el sueño. Hace tiempo que volvió a los viajes, conviviendo con su destino y su deseo, percibiendo lo horrible y contemplando lo hermoso.
Ya habían pasado más de tres meses desde la última vez que pudo descansar. Siempre es igual, las voces los despiertan y lo hacen actuar. En un mundo tan lleno de maldad y de abuso, mucha sangre tiene que correr y su puño, culpable de poseer carne y sangre roja, está cansado.
El Rey entrecierra los ojos y el motor lentamente deja de revolucionar. Su corazón de metal baja las palpitaciones y su mente humana empieza a actuar. Flotando hacia arriba, escapando de un túnel metálico, la luz de la salida se transforma en un oasis. Y el rey mira extasiado y deprimido, mientras que a lo lejos, en el desierto que lo rodea, el puede ver a un hombre en un caballo galopando sin parar.
“ja ja ja ja lo hice y lo haría otra vez” escucha en su cabeza y sabe que tiene que actuar. Pero alrededor no hay nadie y de pronto duda y no sabe a quien atacar.

Y el rey se aparta moviendo la cabeza hasta sumirse en un sueño profundo, dejando a su cuerpo quieto y muerto sobre los maderos de la vieja estación de trenes, y el telón, nuevamente, se cierra.

Paraíso Tóxico: El paraíso y sus justicieros intocables

A la hora señalada, diría algún predicador dentro de cien años al relatar este hecho que es parte de los que definirán al sub-mundo; Ese que la mayoría, conectada a la sobre información inyectada e inyectable no puede percibir, y ese que solo los verdaderos y nobles curiosos escarban por amor, y también ese que los malditos y poderosos temerosos escarban por miedo a perderlo todo. Y es que sucedió a la hora señalada y nadie, a pesar de todo aquel aparato defensivo y de vigilancia, pudo detenerlo o controlarlo.

Son las nueve de la noche y todos están en sus posiciones. Julia, Leroy y el negro Paul vigilan con la mirada frenética y ansiosa desde el techo de una iglesia evangélica ubicada a media cuadra, devorando galletas y dándose tragos largos de bourbon. Y por el otro lado, rondando según las reglas del entrenamiento militar y espía, están rojo, vaquero y calavera, junto a sus subordinados, vigilándolo todo con tecnología de punta. Es una noche calurosa, propia de los nuevos otoños, y la curiosidad y la incertidumbre invaden el lugar como una neblina tan espesa que es capas de agobiar a cualquier ser humano circundante.
- Todavía ningún movimiento - dice uno de los espías a la solapa de su camisa.
- Copio, tampoco – dice otro.
Y en el techo, Leroy se pone las gafas de visión nocturna y abre una cerveza. – No pasa nada eeeh – dice como en secreto y luego da un trago.
- Dale Leroy, ¿vos le calculaste bien? A mi me transpira todo, no puedo creer que nos tengas debajo de estas mantas de aluminio con este calor, abrí una Paul! -
- Shhh, hablen bajo, ya les dije, esto es grande, por ahí ya hay poderosos en el asunto, ¿Y si algún satélite nos capta?, no podemos arriesgarnos - .

Desde diferentes sectores, los cabecillas se comunican, es un despliegue de dieciocho espías, manejados por los tres más calificados para el trabajo.

- Rojo ¿me copia? –
- Lo copio Calavera, ¿todo en orden? –
- Todo en orden, nada en el lado sur, ¿algún movimiento?
- Los instrumentos funcionan a la perfección, las cámaras no muestran movimiento alguno.
- Bien. Vaquero ¿me copia?, ¿algún movimiento?
- El sector norte está limpio, nada a la distancia aún

Y ya pasaron más de cuatro horas, y la incertidumbre pone el aire cada vez más denso. El tiempo pasa, y tanto Rojo como Leroy empiezan a buscar respuestas en su mente. Y es que los cálculos podrían estar equivocados y todo esto podría ser una pérdida de tiempo. Y ahí está Leroy, bajo la manta de aluminio saca su hoja de cálculos y empieza; Revisa los asesinatos, mira las fechas y suma una vez más. – ¿Es posible que me haya olvidado de alguno? Si tengo todo en orden tiene que ser hoy, todo esto no puede ser casualidad, las fechas van cada tres meses, y siempre suman entre ellas el mismo número, siete mas, cuatro mas, ocho mas…. – Y las cuentas siguen. Siempre el número perteneciente al día de la fecha debe ser sumado cada vez que sucede un asesinato, este proceso debe repetirse cada tres meses, la suma siempre debe dar 21 o 22 en total. No hace mucho que Leroy y Rojo descubrieron esto por sus lados y esta es la primera oportunidad que ambos, por separado, tienen para comprobarlo. Leroy por su parte cree que estos números no son casuales, él estudió durante años la Kábala o ciencia de los números, ideada por Pitágoras, y hay una corriente que indica al 21 como la “desmoralización total para el mal” y al 22 como “el poder, la fuerza, la verdad y la victoria”, mensajes claros y consecuentes con los que los escritos de Jesús y el rey indican.

Leroy levanta las gafas de visión nocturna para secarse los ojos de transpiración y de pronto los lentes de las gafas y de los binoculares estallan imprevistamente, un escalofrío recorre a Julia, que siempre fue perceptiva con los sonidos, y el piso empieza a vibrar. Dos ases de luz quiebran el portón enorme del edificio y desaparecen a toda velocidad mientras que el temblor del suelo se vuelve cada vez mas leve. Paul, alterado, intenta levantarse y se tropieza quedando boca arriba y mirando el cielo. Algo raro recorre el espacio, cuando Paul pestañea ve la cruz. – Larguémonos de este lugar grita en silencio mientras zamarrea a Leroy con sus dos brazos tendidos hacia atrás.

- Me copia Vaquero, acá Calavera, Me copia! -
Y Vaquero todavía no reacciona, sentado dentro de una de las camionetas, mirando dieciséis pantallas muertas, aun no puede creer como en un instante todas las señales hayan desaparecido. – Copio si, ¿que pasó? –
- No sabemos, hay varios agentes heridos, los binoculares les estallaron en la cara, la retirada debe ser inmediata, próxima reunión en el cuartel Nro siete, cambio y fuera - .

Pero el horror mas grande está adentro. Al lado de una limusina puede verse un hombre en llamas, atado de manos y piernas y gritando de dolor. Cerca de él pueden verse tres hombres más, colgados de la misma soga, muertos por asfixia y con las extremidades mutiladas.
Todos parecen haberse retirado menos Calavera, él observa el horror desde el portón roto y empieza a caminar hacia adentro mirando cuidadosamente para todos lados. – ¿Dónde está?, ¿Dónde está? – se pregunta mientras mira al suelo y a las paredes. Y a su derecha ve una cinta súper ocho tirada, duda por unos segundos, y al escuchar sirenas a lo lejos, la toma y corre hacia su auto. Acelera y puede ver como delante de él acelera también un auto que le resulta familiar. – El Cadillac negro – se dice a si mismo. – Estos tipos están bien sobre la pista también -


Un crimen muy duro, un golpe a gente importante con verdadero peso en la ciudad. Y un nuevo tramo que se empieza a formar. Calavera se mete en un bar y pide un whisky, no quiere dormir, solo quiere esperar a que la mañana se adentre para conseguir un reproductor por su cuenta y ver de que se trata.