jueves, 12 de julio de 2012

Demonios y Brutos / El escorpión y el Mal


“Nuestra casa mantenía un equilibrio que para muchos podría considerarse exagerado, perverso y hasta terrorífico, pero la verdad es que la pasábamos bastante bien, diría que más que bien de hecho. Éramos una FAMILIA; siempre que se habla de una FAMILIA se habla, claro, del mayor y mas íntimo grupo de pertenencia que un ser humano puede concebir en éste planeta. Por eso digo que éramos una FAMILIA. Nuestras insignias eran tan hermosas y curvilíneas como la mejor figura, el mejor cuerpo femenino que un hombre jamás podría necesitar. EMBRUTECÍAMOS con clase nuestros cerebros con alcohol, consumíamos gotas de cocaína en nuestras misiones, liquidábamos ciudades enteras desde los cielos como solo podría representarlo un gran compositor del Renacimiento; de la era de la luz, y por ende, de la oscuridad. Ustedes, en la distancia que produce esta era EMBRUTECIDA por la vulgarización de toda aquella maravilla polar, bien construida, ordenada, consecuente y bellamente moral, por ahí solo puedan entenderlo mediante el recurso atinado de la metáfora; Un grupo de buenos muchachos sobrevolando los cielos, enfrentando la muerte de manera poética, tomando nuestra vida y la de los demás como un JUEGO. Volviendo a tierra con los motores de hélices vibrantes, los trajes sudados de adrenalina y los espíritus padecientes por su muerte repentina, aterrizando nuestros pájaros asesinos, apretando nuestros codos en la barra, tomando la mejor bebida, penetrando el sexo de nuestras mujeres fanáticas y sumisas.”
  
Si, esta es la historia de un demonio, haciendo un buen trabajo en el infierno, gozando con las extremidades de un cuerpo, mereciendo cada centavo en este mundo, alzando su brazo autorizado por la gloria y el triunfo. Si, esta historia es para vos, practicante idiota de la dualidad, combatiente payaso, creyente de la justicia, del poder absoluto de las instituciones democráticas, el típico sujeto sin voto, sin agallas, la masa ignota que se cuece consecuente en el asador de los astutos.  Rasgá el velo, tu cuerpo quemado fue educado para ser el combustible de este JUEGO.