martes, 26 de enero de 2010

Paraíso Tóxico: Calavera y un cadillac negro

Julia y el negro Paul siguen a altas velocidades por la ruta, el cadillac negro se mantiene duro e inquebrantable a pesar de los ciento noventa kilómetros por hora. Ambos están muy borrachos, pero el negro Paul siempre se jactó de poder manejar de manera impecable en cualquier situación o circunstancia. Julia deja de lustrar la Colt por un instante para darse otro buen trago de whiskey mientras se pregunta si hacia unos instantes no habían atropellado algo.
- Paul, ¿seguro que no le dimos a un perro o algo así?
- Cuantas veces pisé alguna cosa muerta con esta fiera Juli? El camino está lleno de porquerías, pasame el bourbon dale
- Bieeen, bieeen, pero dejame un trago eeh, que nos queda una sola botella y del barato, y bajá un poco la velocidad, que ya siento que me vomito toda.
El negro Paul baja la velocidad y pone un poco de música
- Te va Rose Tatto eeh?
- Dale, dale, subile.
- Eh, eh, Juli, mirá ese tipo –
Paul señala a un motoquero, todo lleno de tachas y cuero al lado de la ruta, agachado al lado de una moto impresionante, manoseando el motor. Deciden parar, a ver que pueden hacer. Julia baja un poco la música.
- ¿Ey necesitas ayuda con eso? – grita Paul desde el volante mientras estaciona el cadillac al lado de la ruta.
- En realidad el motor está casi listo, el problema es que estuve viajando con una pérdida y me quede sin una gota de combustible.
- ¿Y Julia? ¿Te parece si lo llevamos?
- Dale Paul, voy a agarrar las cuerdas y los ganchos del baúl, esa cosa no va a ser fácil de atar.
- Si que estas de suerte, la próxima estación de servicio está a más de doscientos kilómetros y no tenemos problema en ayudarte, ¿que opinas?
- Ja!, claro que si, con está pinta nadie me para. – responde agradecido

Julia y Paul bajan del auto y entre los tres suben la moto arriba del baúl y la atan de tal manera que no se mueva. El motoquero toma su caja de herramientas y de un salto sube a la parte de atrás. Paul acelera con cuidado, a ver si la moto resiste, hasta que finalmente se confía y aprieta el pedal a fondo.

- ¿Tu nombre cuerote?
- Me llamo Marcos Calavera
- Jaja!, nombre de fraternidad motoquera eeeh
- No es la primera vez que me pasa, pero es mi apellido realmente
- Bueno, Juli pasale a Calavera un trago
- ¿Y hacia donde vas eh?
Calavera larga la botella luego de un trago largo y responde
- Voy hacia la ciudad, tengo cosas que hacer ahí.
- Uf, realmente te falta camino. ¿hace mucho que estas sobre la moto? – Pregunta Julia mientras le rechaza el bourbon a calavera
- Y hace dos semanas más o menos, vengo desde la costa oeste, pero ando acostumbrado a los viajes, desde los quince que ando en moto.
- ¿Ey y que anda pasando en la ciudad? – pregunta Julia.
- Asuntos personales, digamos que algo importante me espera
- Claro, claro. Pasa que nosotros recorrimos estas rutas mas de una vez, y es la primera vez que vemos a tantos motoqueros separados y solos, y lo mas curioso es que todos parecen ir a la ciudad, esta es la mejor ruta para llegar y creo que cruzamos a mas de diez, y todos separados.
- Si, eso mismo, lo veníamos hablando con Julia desde hace rato.
- Bueno pues – suspira Calavera- ¿supongo que ya saben más o menos de que se trata no?
Paul se da vuelta y mira a Calavera con una sonrisa cómplice.
- Así que de eso se trata. ¿vas por Jesús eh? Un amigo nuestro estudia el tema, esta fascinado, con Julia lo acompañamos mas de una vez a algunos de los lugares donde sucedieron los asesinatos para ver esas pruebas de las que se rumorean. Si el rey deja el trono, ¿Jesús va a buscar un sucesor eh?
- Veo que conocen el tema. Bueno no hay mucho que decir. Es algo en lo que se cree o no se cree y punto
- Jajaja – ríe Julia – Esto si que es una curiosidad. ¡Estamos llevando a un candidato!.
- ¡Yo no dije eso eeh!
- Ey ok, no te alteres, respeto las creencias de los demás, mi intensión no era burlarme ¿si?
- Ningún problema, muchacha.

Calavera toma un trago largo de bourbon mientras que el auto se come la ruta a ciento ochenta y el sol empieza a caer por detrás de los cactus y los arbustos secos. Julia ve que se acerca a ellos un parador de camioneros. Un cartel enorme que dice “El caminero Joe” ya tiene las luces de neón prendidas y chirriantes.
- Ey, Paul detengámonos a comer, tengo un hambre que me mata
- Si no te importa calavera queremos comer.
- No me vendría mal una comida, ya anduve por estos lados, el picante que sirven con la barbacoa es de los mejores.
- Vamos entonces, entra el auto dale que muero de hambre.

El cadillac negro entra y se estaciona entre dos camiones, dos campesinos posados sobre una Ford celeste miran extrañados la situación; Un cadillac descapotable negro con una moto chopera enorme atada arriba del baúl, dos sujetos de negro con pantalones cortos y botas tejanas y un motoquero tachonado, repleto de cuero y con una cruz de hierro plateada en su espalda.
Paul abre la puerta y los tres se sientan en una mesa, el restauran está forrado en azulejos llenos de grasa de cocina y una hilera de camioneros con gorras, camisas a cuadros y chalecos de jean comen y beben en la barra.
La moza, una chica joven y rubia, probablemente la hija del propio “caminero Joe”, se acerca y les da la carta. Paul empieza a reír cuando nota que nadie puede evitar mirarlos.

- Así que calavera dice que la barbacoa picante es buena por estos lugares. Bueno, quiero unas costillas de cerdo bañadas en salsa picante, unos huevos rancheros y una budweiser.
- Calavera, ¿budweiser? – pregunta Julia antes de ordenar.
- Si, si – responde calavera con una sonrisa
- Bueno que sean tres entonces, y un cuarto de pavo con papas para mi.
- ¿Y el señor? – Pregunta la moza con tono alegre.
- Otras costillas con rancheros y una porción de jalapeños.

La moza se aleja y hace los pedidos a los gritos por una ventana que da a la cocina.

Luego de esperar que Julia salga del baño, los tres vuelven a la ruta. El negro Paul da vuelta el casete y la música vuelve a sonar.

- Entonces, ¿eso es lo que se supone que va a pasar eh? – pregunta Paul a Calavera, manteniendo la conversación.
- Nada está del todo claro, muchos se toman las cosas de manera muy literal, por eso hay tanto motoquero yendo hacia la ciudad, pero no es mi caso, yo voy investigando, quiero saber bien de que va la cosa, son todos rumores y puede que el rey no haya abandonado el trono.
- Tienen suerte de que todavía no se tome muy enserio, si las autoridades empiezan a prestar atención a esto puede haber problemas – dice Julia
- Todo queda donde tiene que quedar, en el campo las cosas se manejan por rumores, la gente es muy mística, y en la ciudad ¡Ja! Todo lo contrario, cada uno se mira el culo a tal punto que poco importa cualquier cosa que pase alrededor.
- Calavera todo un analista ¿quien se lo imaginaría de un tipo con tu aspecto eeeh? Ja ja ja
- Y así son las cosas muchachos

El frío de la noche empieza a sentirse y el cadillac negro está estacionado en una estación de servicio. Julia y el negro Paul acuerdan encontrarse con calavera en unos meses en un bar de la ciudad y luego se despiden. Realmente se cayeron bien, una nueva amistad se empieza a gestar en medio del desierto.
Y Paul y Julia aceleran, quieren dormir y un empleado de la estación les dijo que a veinte kilómetros hay un hotel barato donde pueden pasar la noche.

Aire Puro del desierto, y lejos, la toxicidad de la ciudad. ¿Qué es lo que está por pasar?
Julia sale del baño y se acuesta junto a Paul. – No se que me pasa, vomité otra vez –
Ambos están exhaustos, Paul la abraza hasta que se duermen.

Se cierra el telón