martes, 9 de octubre de 2012

KILL ´EM!



Habíamos empezado a eso de las seis de la tarde, sentados frente a la montaña, en un bar a unos veintitrés kilómetros del centro. Había unos tablones donde te podías sentar con el resto de la gente, servían pintas de medio litro, cerveza artesanal. Cuando me encontré con el doctor hicimos la señal. Yo de un lado de la ruta y él del otro. Saludo con el ácido en la mano, luego ingesta. Tomamos una atrás de otra, alrededor de chicas alemanas y holandesas, herméticos en lo nuestro, hablando y mirando los culos de reojo. Cerca nuestro había unos borrachos altos y panzones, todos colorados, tomando alrededor de un tronco cortado, sentados en el piso, riendo y lentamente el ácido empezaba a aparecerse. Caminamos cuesta abajo a eso del atardecer. Cada paso era mas liviano que el otro, el horizonte empezaba a desfigurarse un poco. Finalmente cuando llegamos a la avenida, al lado del lago, el sol cayó y el acido subió. Haciamos dedo y nadie nos paraba, Henry Rollins nos pasó por al lado manejando un Citroen. Reíamos como idiotas en el colectivo, la noche recién empezaba, los bares iban a llenarse, el frío cada vez mas intenso dejaba de sentirse.
Caminar sin parar por el centro, dando vueltas, entramos a un bar y empezamos a tomar nuevamente, pedimos papas fritas también, como para comer algo. Y las pintas de medio litro, de una cerveza especial que tenía la graduación del vino, seguían apilándose en la mesa. Cerca nuestro cenaba una familia, yo le contaba al doctor que estaba leyendo “Los ángeles del infierno”, y que me daban ganas de romper el bar en pedazos, de secuestrar a la chica que estaba ahí sentada con su familia luego de una pelea descomunalmente violenta con el padre y el hermano. Llevarla hasta el extremo, ser envueltos por la profundidad corrosivamente etílica y libidinosa de la noche. El doctor enloquecía con las palabras y me arengaba para seguir, entre los dos estábamos casi a los gritos viendo como todo sucedía, imaginándolo mientras le echábamos unas miradas penetrantes y lujuriosas a la chica, que se incomodaba un poco, pero parecía seguirnos el juego, cosa de la dimensión del acido y el alcohol claro.
En un momento se levantó de la mesa el hermano y enfiló para el baño. Le dije al doctor que el juego empezaba, que lo iba a intimidar. Subí la escalera y entré al baño, mientras meaba me podía ver al espejo, mi cara era una berenjena morada y deforme que por momentos se volvía rojiza, mis ojos malignos, como contemplando con shock la imagen de un asesinato; el cadáver tirado, desfigurado en un sótano, la sangre brillante manchando la madera sucia y opaca, la oscuridad como una densidad verde y violeta, las paredes girando en espiral. Así que ahí quedó la cosa, claro que había un límite para todo al final. Cuando volví a la mesa me esperaba otra cerveza de esas extra fuertes y no había mas que vasos y vasos en nuestro rincón. Tomábamos con tenacidad y ritmo acelerados. Cada trago helado pasaba delicioso por la garganta y subía directo a la cabeza mientras que la cuenta se iba a un número exorbitante que no queríamos o no podíamos pagar. Así que el plan fue mas simple, “bien, no destruimos el bar ni secuestramos a la chica, ¿si?, pero nos vamos sin pagar.”
Tomamos nuestros abrigos y salimos caminando, ese era el plan, como si nada pasara. Ni bien cruzamos la puerta el doctor gritó “vamos” y salimos corriendo con todo, alejándonos lo antes posible, no sabiendo si realmente alguien nos estaba persiguiendo. De ahí entramos a otro bar, muy felices por cierto, “toda esa ingesta de arriba, tomemos unos whiskys para festejar”. Así que nos sentamos en la barra. “Los bares acá son perfectos” dije o pensé, quien sabe. Y no era más que la pura verdad: Barras de madera, un disco para tirar dardos en la pared, un desfile de grandes compañeros y compañeras etílicas dando vueltas a nuestro alrededor. Las verdades se deformaban, las personas cambiaban de color ocasionalmente, ya nos habíamos ido de lugar. Los recuerdos se volvieron borrosos. La cosa volvió a tomar forma en alguna otra instancia de la noche, en otro bar, luego de meternos un poco más de acido en la calle. El doctor hablaba con tres tipos, me acerqué a él y me gritó “son marines, son marines”. Y ahí empezó la discusión. Verborragia absoluta en ingles, desde Guantánamo hasta las dictaduras militares latinoamericanas, el guerrillero se tambaleaba, navegando por el océano verde y amarillo de la demencia, discutiendo como si de eso se tratara la vida, encajado por la situación. Y créanme que el ingles es un idioma bélico, claro que lo es, tiene esa métrica, esa cadencia que te envuelve. Siempre que escribo relatos en ingles me pasa, es un idioma hecho para la dureza, para la decadencia, caes en sus garras, y las palabras van de un lado a otro sumergiéndote vehementemente entre tipos duros y situaciones estrepitosas. Aunque no debe ser así en realidad, quizá eso me pase porque gran parte de lo que leí en ingles va por ese lado, los sucios de los bajos fondos norteamericanos, chapoteando y tambaleándose por entre los recovecos de la marginalidad en tiempos diferentes, testimonios de otra época.  
Pero volviendo a aquella situación. Vaya a saber por qué no terminamos muertos o severamente heridos. Arengué, insulté. No recuerdo mucho que pasó, el hecho es que al doctor lo habían echado del bar por alguna situación que, aparentemente o no, tenía que ver con estos sujetos. Así que como dos buenos idiotas desequilibrados los esperamos afuera. Yo sostenía una piedra en mi mano, dos se habían ido del bar, recuerdo que los perseguí a los gritos, diciéndoles que eran unos nazis o algo así, sorprendentemente corrieron en vez de romperme la cara y el cuerpo a patadas. El último salió, se puso a discutir con nosotros, vi como la piedra le desfiguraba la cara, vi como la sangre brotaba de su cien después del golpe y me asusté, reflexioné a velocidad demencial sobre el horror de la agresión, de la violencia y todas sus moralejas y consecuencias, lo hice como si estuviese descubriendo oro, algo que me avergüenza cada vez que lo recuerdo. El hecho es que inmediatamente solté la piedra y bajé el tono de la discusión. Por alguna razón éste, que era soldado del ejército más poderoso del mundo, no se había violentado. La cosa quedó ahí, el soldado estaba de vacaciones, mascando tabaco, nos ofreció y le dije que no quería que escupiera el piso, le dije que se lo trague y se tragó el tabaco. Se fue caminando, podía escuchar sus arcadas por el tabaco ingerido.
Seguimos de largo, estábamos en cualquier dimensión, menos en la conocida, ¿Donde está la culpa en estas situaciones? Y aparecería a la mañana o a la tarde siguiente, estaba negado a creer que era un idiota más, pero no podía evitar saber que, por momentos, actué como uno y de la peor manera, con la suerte de mi lado.
 En otro bar seguimos tomando, estábamos sentados afuera, Charles Bronson nos miraba desde la puerta y no podíamos dejar de reír. Llegamos a creer que sabía que nos reíamos de él, nos miraba y esbozaba una sonrisa cómplice, él sabía muy bien que era igual a Bronson y estaba vestido con botas y camisa a cuadros, toda una novedad para un patovica, si es que ese era el término indicado.
La noche terminó cuando el doctor y yo nos separamos, antes habíamos entrado a un sótano con luces negras y reggaetón a todo volumen que custodiaban unos policías. Salimos volando de ahí y cada uno hizo la suya. El pueblo transpiraba aceite de su piso y sus paredes, un gran general gris y humeante movía los hilos, todos los seres estaban conectados en un rito vertical horrendo donde los cuerpos eran maltratados y abusados, donde la perversión flotaba en el aire y se materializaba en ultrajes y violaciones. El shock y la angustia empezaron, caminaba de día, corrí a un taxi en movimiento y me subí en el asiento de adelante, quería escapar de ahí. Escuché unos gritos atrás, unas chicas me miraron, me dijeron que estaban ellas y les dije que bueno, que después yo seguía viaje. Inmediatamente pagaron y se bajaron. El taxista me miró y empezó a manejar. Me dejó cerca del lago, me tiré sobre las piedras, el aire parpadeaba epilépticamente a mi alrededor con verdes, amarillos y violetas, necesitaba bajar, quería dormir y despertarme nuevamente en la dimensión de siempre, todo esto tenía que terminar.  
Y así fue, a las pocas horas me desperté arruinado, me esperaba afuera una camioneta con dos instructores de parapente. Mientras subíamos montaña arriba uno de ellos me preguntó si había tomado, me dijo que la camioneta olía a alcohol desde que me había subido. En la cima corrí hacia el precipicio, y sobrevolé la montaña y el lago totalmente aburrido y con algo de nauseas. Cuando finalmente caí a tierra me dije a mi mismo que la próxima si o si tenía que tirarme en paracaídas, que esto no había valido la pena.

martes, 18 de septiembre de 2012

Liquidar



Hacía unos diez días que me hospedaba ahí, usaba un cuarto de la casa, me cobraba apenas cincuenta y cinco pesos la semana. Lo había conocido en un bar, la noche que recién había llegado a la ciudad. El no traía gente nunca, estaba muy poco, pero a eso de los cinco días que estuve ahí se empezó a poner violento. Él vivía con su madre, una vieja de unos ochenta años, gorda, encorvada y en silla de ruedas que pronto empezó a tratarme como a un intruso, como a una cucaracha a la que había que aplastar. Yo ya había pagado dos semanas por adelantado y no quería irme, es una lástima haber tenido en cuenta el dinero, si me hubiera olvidado de esos  ciento diez pesos mugrosos , hubiese perdido mucho menos. Fue un viernes a la tarde cuando tuve una de las peores peleas, estaba cómodo escribiendo en mi cuarto cuando irrumpió sin avisar y empezó a insultarme, el aliento etílico empezaba a sentirse en el aire, y el alfeñique, flaco y débil como él solo, me revoleó una silla por la cara. La esquivé e inmediatamente me lancé encima de él, agarrándolo del cuello, ahorcándolo y sacándolo a patadas de mi cuarto. Luego le dije que no vuelva a molestarme, que si volvía lo surtía. Se levantó tragando saliva, con los ojos llorosos, y se fue. Desde ese día empecé a comer en mi cuarto hasta que una noche, muy amablemente, me dijo que me vaya o que simplemente llamaría a la policía y diría que le estoy intrusando la casa. Fue un buen movimiento ya que no había ningún recibo que diga que yo había pagado el cuarto. Iba a discutirle, pero antes de emitir una palabra apareció detrás de él un gordo rapado que daba miedo. Era una escena de bajo fondo total, ese raquítico miserable, con anteojos, casi vestido con harapos y el gordo atrás, pelado, con las venas de los ojos reventadas.

Tomé mis cosas para largarme y el gordo insistió en acompañarme hasta la puerta, le dije que no pero no hubo caso. Los dos idiotas parados y la madre desde la silla de ruedas reían maliciosamente, como si estuvieran perpetrando un crimen, hasta que el gordo me abrió la puerta y me empezó a seguir desde atrás. La casa del raquítico estaba detrás de otra que estaba sellada y abandonada, había que pasar por un pasillo para llegar a la reja de enfrente. El gordo pisaba duro detrás de mí, y empecé a sentir sus pasos cada vez mas cerca. No me pregunten por qué, pero por alguna razón tuve el impulso de darme vuelta en el momento justo, el gordo tenía preparado un alambre, como una cuerda de guitarra o algo así para ahorcarme, antes de que me lo pasara alrededor del cuello me di vuelta, empecé a forcejear con él, tuve el atino de darle unos buenos punta pies en la ingle con mis zapatos de obrero, cayó al piso y le empecé a dar duro en la cara.
 El gordo quedó tirado y yo estaba temblando, desbordado de adrenalina y de miedo. Quise correr hasta la casa y reventarlos a los otros dos, pero vi que el gordo se empezó a mover, buscaba algo en su campera y entré en pánico. Me abalancé sobre él y a los golpes lo revisé hasta palpar un arma. Fue inmediato, tres tiros en el estómago y otro de remate en la cabeza. Entré en pánico, iría a la cárcel. Pensé en que nadie me había visto, que desde que llegué al pueblo había estado la mayor parte del tiempo encerrado en el cuarto, tratando de escribir unas páginas entre interrupción e interrupción. Hice algunas cuentas, ellos serían, potencialmente, los únicos que podrían incriminarme por el asesinato, así que corrí hasta la casa del fondo, abrí la puerta y vi como los anteojos del raquítico se partían delante de sus ojos, vi como luego el torrente de sangre salía con fuerza de su cabeza sobre el piso sucio de tierra. Luego me acerqué a la vieja paralítica, estaba aterrorizada, sabía que tenía que matarla. Disparé y la bala le perforó la boca. Seguía ahí sentada, con los ojos abiertos, la mirada de terror y con la otra mitad de la cara desfigurada como si fuera un modelo vivo, o mejor dicho muerto, de una pintura de Francis Bacon.
El gordo estaba muerto, los testigos estaban muertos, limpié la pistola y antes de irme cerré el cuarto en el que me había hospedado, con llave. No se porque lo hice, sentí que si llegaba la policía era mejor que ese cuarto esté cerrado.

Destruí el arma y tiré los pedazos a diferentes alcantarillas. Estaba en una zona de suburbia, a apenas veinte quilómetros del corazón de la ciudad, luego de caminar sin parar durante una o dos horas me metí en un bar y pedí una cerveza y un whisky, me sentía afiebrado, medio mareado. El bar estaba muy bien, me pregunté si los policías ya habrían llegado a la escena del crimen mientras que una banda se subía al escenario y probaba sonido. Me quedé unas cuantas horas ahí, supongo que habré entrado a eso de la una de la mañana o algo así, al rato el lugar estaba lleno y sonaba la banda. Muy buena por cierto, mezclaban música pesada con blues, country y rock n roll, se movían entre esos géneros de forma original y frenética, las letras hablaban de asesinatos y la gente silbaba y aplaudía, pasándola de los mejor. Yo la pasé tan bien que recuerdo, en ese momento había olvidado todo el hecho. Estaba tranquilo, ya no sentía a la fiebre subiéndose a mi cabeza, estaba tan solo un poco borracho, pero bien. Hasta que una imagen me golpeó el cerebro. Era mi cedula de identidad, estaba entre los dos colchones de la cama, la había escondido porque temía perderla y luego de los asesinatos la había dejado ahí. La borrachera desapareció de golpe, el dilema empezaba a teñir mi mirada; si encontraban la cédula estaba muerto, terminaría en la cárcel. Por un momento pensé que por ahí no la encontraban, pero es un triple homicidio carajo, iban a dar vuelta esa casa, iban a romper las paredes y a levantar las baldosas si era necesario. Estaba perdido.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Indiegesta


Cuando yo te veo a la tarde
Nena
Me enamoro de vos
Saltando tarde de domingo
Nena
Y luces de crayón

Mi chica esta determinada
No se va mover
Ella me tiene tiene loco
Tirado en un papel


Y Cuando yo te vi a la tarde
Y me miraste, yo se
Te dije y yo soy tu espejo
O tu pantalla de  tv:

Yo
Quiero viajar especial
Con mi chica espacial.
Quiero viajar especial
Con mi chica espacial.

Vas a venir a jugar?

lunes, 20 de agosto de 2012

Etílico


Mis adioses eran de piedra, porque las aves negras gozaban siguiendo mi cuerpo desde las alturas. Soy la llamada del ignoto, justo antes de que la tragedia sucumba en él, atravesando su cuerpo y tiñendo su voluntad.  He sabido amar, he sabido saborear la traición, como un vagabundo que se contempla en un espejo y ve en contraste, al joven prometedor que alguna vez creyó ser.          
 Soy un trasmisor de los dioses, que funciona con el combustible que solo pueden impartir los demonios. Mi alma gobierna con su eternidad porque le enseñó a mi cuerpo a no molestar. No hablo el idioma de nadie, porque todos hablan el mío. Veo toda clase de tipejos al borde de la brillantez y los toco para empujarlos hacia la demencia. Me divierto con la debilidad ajena, porque amo repetir mi pequeña escena del crimen,  porque saboreo con ahínco sus llantos, sus gritos y sus rostros de desespero. Soy el que mata a tu hijo, el que le roba el alma a tu madre, el que ultraja el cuerpo de tu hermana, el que debilita a tu padre hasta hacerlo desaparecer. El puñal en la mañana, que revuelve tu garganta, manejado por mi mano; Si guardas un poco de silencio, escuchas mi risa casi muda que estremece tu espalda hasta partirla en llanto, por el dolor.

El desierto es casi tan robusto como la metrópolis, los bosques paralizados por el terror, aguardan el incendio Y vos, que sobre estos estas tan cayado, nunca veras como, a cada paso, tu universo interior está siendo quirúrgicamente saqueado.    

viernes, 13 de julio de 2012

A Jerk off Tale


It was a hard time, something like a hard life, so I´m glad it´s gone.  I had to see those faces many times, in many forms, in the streets and in my mind. They were all a part of me, and I felt guilty, I felt shamed and I felt cursed.  But time passes on, and sooner or later you make your choice.
It was never a clean shot; it can hardly be like that, there´s always a lot to lose.  I guess clean shots are for little problems or for bigger men, I really don´t know.
So here I am, with my drink, in a far off land. There is the night with his sky full of stars, there are the drunks, laughing to their sad pathetic lives, howling at the desert for all that they had lost, for all the blame they try to drop.
The bus driver arrives tomorrow and I got nothing better to do. I didn´t rent a room couse I can´t get any sleep.  The wine is really cheap or everybody is really poor, any way I take another drink, try to keep up, try to feel like them for a little while.  I got a girl waiting, but I guess I´ll never come back.  It´s easy to be a bum when you got the money for it, It´s easy to run away and never come back. Logically I must be running from the past, but I also feel I´m running from the future, from all that I could be if I had enough balls, enough guts.
But again here I am, with my only friends, strangers in bar. I like to think of them as cowards, I like to feel like I am with my kind. So I can drink to them, and they to me, until the unconscious vibrations of this lonesome night, make us disappear from the fear and from the truth.
Eight weeks being driven and trying not to think. I saw many horizons, and I met some people. I lie a little, I tell a little truth, I share some of my believes and I present myself as a good man.  I know at the end of the day or the road, they are gonna be gone, and sometimes that make me think of home.  But I guess I´ll ride on, I´m feeling that my shadow is getting near, and I gotta catch the next train, the next bus; gotta escape to another town.
The machine is burning the oil, the engine is moving the wheels, the cows and the ships stay still as I pass by.  And I pop a pill, and I drink some more, and I get some sleep, to cover the shame and the hole. For here it is a lonesome heart, for here it is a doomed mind.  

jueves, 12 de julio de 2012

Demonios y Brutos / El escorpión y el Mal


“Nuestra casa mantenía un equilibrio que para muchos podría considerarse exagerado, perverso y hasta terrorífico, pero la verdad es que la pasábamos bastante bien, diría que más que bien de hecho. Éramos una FAMILIA; siempre que se habla de una FAMILIA se habla, claro, del mayor y mas íntimo grupo de pertenencia que un ser humano puede concebir en éste planeta. Por eso digo que éramos una FAMILIA. Nuestras insignias eran tan hermosas y curvilíneas como la mejor figura, el mejor cuerpo femenino que un hombre jamás podría necesitar. EMBRUTECÍAMOS con clase nuestros cerebros con alcohol, consumíamos gotas de cocaína en nuestras misiones, liquidábamos ciudades enteras desde los cielos como solo podría representarlo un gran compositor del Renacimiento; de la era de la luz, y por ende, de la oscuridad. Ustedes, en la distancia que produce esta era EMBRUTECIDA por la vulgarización de toda aquella maravilla polar, bien construida, ordenada, consecuente y bellamente moral, por ahí solo puedan entenderlo mediante el recurso atinado de la metáfora; Un grupo de buenos muchachos sobrevolando los cielos, enfrentando la muerte de manera poética, tomando nuestra vida y la de los demás como un JUEGO. Volviendo a tierra con los motores de hélices vibrantes, los trajes sudados de adrenalina y los espíritus padecientes por su muerte repentina, aterrizando nuestros pájaros asesinos, apretando nuestros codos en la barra, tomando la mejor bebida, penetrando el sexo de nuestras mujeres fanáticas y sumisas.”
  
Si, esta es la historia de un demonio, haciendo un buen trabajo en el infierno, gozando con las extremidades de un cuerpo, mereciendo cada centavo en este mundo, alzando su brazo autorizado por la gloria y el triunfo. Si, esta historia es para vos, practicante idiota de la dualidad, combatiente payaso, creyente de la justicia, del poder absoluto de las instituciones democráticas, el típico sujeto sin voto, sin agallas, la masa ignota que se cuece consecuente en el asador de los astutos.  Rasgá el velo, tu cuerpo quemado fue educado para ser el combustible de este JUEGO.


sábado, 2 de junio de 2012

Adiós de piedra



El sol amarillo
Febril
Ilumina tu pierna
En el acelerador.

Los pájaros agarran vuelo
Escapando
Del ruido del motor
Del movimiento
Ensordecedor.

El desierto casi muerto
El horizonte como un pentagrama
Que se va deformando
A medida que entras.

Las botellas caen
Cada vez que las tiras
Dejando una estela
De estallidos y vidrios atrás.

Tu cara de hastío
Tus ojos pesados
Y la historia ya vieja

Soltas el volante
Abris la puerta
Y tu cuerpo
Revienta
Dando giros contra el pavimento

Es detrás de la explosión
Si es que la nube de humo desaparece

Tus pies tocan la arena
Que marca y quema
Para que paso a paso
El camino de pavimento
Pierda su magnetismo

Es el corazón de carne
Es el letargo casi inevitable
Cuando el camino se desdibuje
Una vez más
Sentirás el sabor. 

lunes, 28 de mayo de 2012

Perfección Negativa


Las arañas metálicas,
Otra vez
Tiñeron el cielo

Los tejidos tóxicos
Son cada vez más densos
Y apisonan tus sentidos

Y hasta tus amigos más íntimos
Otra vez
Se han enajenado
En las formas del enemigo

La lluvia plateada
Agrieta el techo
Y toca dolorosamente
Quemando tu cuerpo desnudo.

Y en tu mosquete
Solo queda una bala
Mientras se achica el espacio
Mientras te rodea
La tortura
La risa
Y el ultraje maldito

Tu cuerpo paralizado
Bajo un manto de terror
Y bajo estas luces
La única lógica
Quiere ser la del suicidio.

Esperas apuntando
Bajo la luz de tu bayoneta
Y hasta que el cielo te aplaste
A todo el que puedas
Vas a aniquilar.

Bienvenido estas
A esta tierra de persecución
Cuando los caminos se curvan
Hacia donde el brillo del filo
Parece ser
La única salvación 

sábado, 24 de marzo de 2012

Machine Bait


We are walking
Without a pause
Under the black sun
You are doing it too
Couse this is where we are born

We wave our swords tonight
It´s all that we can do
It´s god the institution
The corporation, the enemy

So there they go
To fast now
It´s too late to escape

It´s living in a prison
A classic hamster cage
It´s letting institutions
Rule the topics you must know

So here comes again
The massacre for good
So here comes again
To order as we please.

So now they knock your door
This is what you deserve
And now you cry in pain
But, sorry, it´s too late

And here it comes again
The massacre for good
It´s happening like that
For centuries and more

You wanted to escape
But you were just too lazy
Just too comfortable to learn

And this is what it happen
Here in this pleace
Where cowards are well taken
Treated as brave men

So you watch it again
The massacre for good
You think that you are the law
But you are only the bait
Machine bait.

viernes, 3 de febrero de 2012

Nadie 2


Debajo de la sombra de su acto, caminó para ocultarse. La luna lo iluminó toda la noche, al borde de la ruta y luego por entre los árboles del bosque. Sentado en una pulpería, en una esquina, tomando legui se agarra la cara, para ahuyentar las lágrimas que tratan de asomarse en pleno lamento.  “Tome Branca” dice una publicidad vieja, en un espejo. Sus ojos brillantes, el rostro pálido, reflejándose por entre las letras del cartel, sentado él al lado de la ventana, con el desierto como paisaje.
Dentro de la pulpería lo acompañan tres personas; Una señora vieja y obesa detrás de la barra, un viejo sucio de ojos celestes y bigote pálido tomando vino y mirando el noticiero, y un mochilero comiendo fideos y usando su celular. Pero él no puede ver a nadie, lentamente se sumerge en su mirada, apretando el vaso y los dientes con fuerza, tragando licor dulce, quemando la angustia que sube.  Cae en una laguna de imágenes; Botas marchando, un puñal manchado con sangre, un crimen atrás de otro en la pantalla de televisión. Helicópteros con mercenarios privados sobrevolando los desiertos del oriente medio, disparando sus M240 por las ciudades y los desiertos, flameando una bandera, de un país que ya no existe. Mujeres secuestradas en el caribe, drogadas y noblemente violadas. Submarinos que transpiran sangre, cargados de cocaína, saliendo del golfo de México. Soldados franceses, tirando agua sobre civiles en los sótanos de Argelia, conectados a cables pelados. Prisioneros tirados en el suelo, chupándose el dedo y llorando como niños en Guantánamo, un gran estadio chileno repleto de cadáveres apilados. El Malleus Maleficarum, el Kubark, la policía de ocupación y las brujas quemadas.  Las señales expiatorias y discriminatorias, que anticipan en las diferentes sociedades, mediante discursos y pantallas,  las nuevas masacres; Para sostener el orden social, para mantener el verticalismo ancestral y patriarcal una vez más. El ardid espiritual, que roba todo el potencial del ser humano material, y en su lógica absurda miente, diciendo que este potencial es divino y celestial. Y el dios ladrón, pillo, inexistente, como solución a la esclavitud, a la infelicidad terrenal.

Vuelve lentamente, por entre las letras viejas del espejo se encuentra con sus ojos, rígidos y temblorosos.
Se levanta, paga la cuenta de manera automática, camina unos pasos y saca de su bolsillo el arma homicida, ensangrentada. Delante de él la ruta que se avecina por el camino de tierra, los arbustos secos y el horizonte celeste.
El viento sopla fresco, guarda el puñal, se agacha y en su lamento, besa la tierra a la que hirió. Llega a la ruta y la empieza a bordear. Y la culpa pincha su espalda como un insecto metálico, que camina clavando sus aguijones, provocándole escalofríos dolorosos, envenenándolo cada vez, una vez más. 

Figura insignificante, en el horizonte extenso y pelado. El espíritu caminante y fugitivo, tatuado con la marca de la conciencia, por el borde filoso de la libertad y del castigo. 

viernes, 20 de enero de 2012

Nadie


La noche como una mandíbula
La luna como un tajo de luz
Hacia otro universo.

El parque como un bosque
El pavimento como pecado
La gente como unida
En un ritual por cables

Y un eje paranoico
Subido a una camioneta negra
Acelerando con sus cacharros
Hacia la ruta más cercana.

En un bar
Sentado
Brinda por su entrepierna
En un bar
Sentado
Recibe una bala en su cabeza

Corretea desesperado
Por entre una catarata roja
Siente olor a hueso quemado
Y cae roto
Desplomado sobre una mesa

Y alguien grita
Y alguien ríe
En la imagen que se presenta
Que desparrama diez mil moralejas.

Y se apagan aún más
Las luces tenues de este lugar
Cuando llega el amanecer
Cuando las ratas se ocultan otra vez.

Ve a sus ancestros
Les grita que lo ayuden
Ve un tajo sangriento
Y muere.

lunes, 7 de noviembre de 2011

This is It


The murderers of cold blooded town are watching. The horizons are no longer dead.  A big storm is coming and they are guessing that there time has come.  “It was a fine ride, a fine ride” says one toothless lady while she slit a kid with a little three inch blade. They lived there lives, from town to town, some riding in horses, others in cars or trucks.
 There is a really fat man with only one arm, with a thick long scar drew in his face, he was ones the terror of several towns in the south, until he found his place in cold blooded town. He used to kill women, taking them to the desert, and hitting then with a big old rusty chain he always carried around his big belly. He is sitting now, firing a little 22 caliber pistol, into a poor young girl, chained to an old dry water well.
There is Lindo to, a really handsome man, who was well known in the big cities down the east side, for he always liked to disfigure the faces of his victims, burning them with a hot can, cutting them from their body, and throwing them on public places.  He really got everybody scared to death; Of course, he loved that. And now there he is, standing at the door of his big old barn, watching the spectacular storm coming, with his beautiful pair of blue eyes. Hearing the shouts of his last victims, hanging from there extremities, in the darkness of the barn.  
And the clouds keep coming, and cold blooded town is starting to feel it. And the donkeys and the mules, they are screeching in fright, trying to escape. But of course, the donkeys and the mules, in cold blooded town, they are all tied up. So if you are curious about, I tell you boy, take a fine look now, because is only a matter of time, to this miserable doomed land.

sábado, 5 de noviembre de 2011

She


In my mind
In my lust
On her lips
Beween my arms

Doomed acts
Natural facts
They are now
Nicely polluted

Transmutation
Elimination.

Between her hips
She make´s me feel
She´s my salvation

martes, 25 de octubre de 2011

El exterminador de rostros

Hicieron explotar las bombas plásticas, ellos solo sabían hablar de asesinato. El estallido ensordecedor calló a las víctimas en una secuencia casi poética desde los cielos. Luego vinieron los bombarderos no tripulados y de última tecnología, descargando un promedio de mil doscientas bombas por segundo, mientras superaban la velocidad del sonido.
Ellos solo hablaban de asesinato, desde hacía un par de décadas y hasta hoy que la humanidad se desmantela en pedazos que vuelan, segundo a segundo.
Ellos dos están sentados, observando desde las pantallas, mientras el efecto dominó destruye cada rostro, cada inquietud, cada duda, cada conflicto que alguna vez pudo haberlos atormentado, para siempre.
Es su hermosa primavera muerta, donde los hongos de destrucción florecen desde los cielos, acabando con el ciclo maligno, destruyendo cada centímetro, cada milímetro de duda tormentosa por siempre.
Los océanos hierven ante las intermitentes explosiones nucleares, que comienzan desde lo profundo y hacen temblar el mundo entero, mientras las costas se hunden violentamente, bajo las olas monstruosas radioactivas que deshacen los cuerpos humanos en su masacre.
Y el eco de la palabra, se asoma en canto, en este bunker subterráneo, donde el exterminio es un show de desenfreno, placer y respiro. Donde mueve sus manos como un gran director, ante la impactante orquesta de muerte y destrucción:
“Alguna vez/la duda nos volvió locos/ Alguna vez, nuestras gargantas lloraron angustia/ Y si siempre pensé que esos días jamás acabarían/Es hoy el gran día en el que nos alegra estar equivocados.
Alguna vez vimos tu rostro/vos sabrás que hablamos de vos, y de muchos, muchos más/ alguna vez nos ensombreció la duda/ Tantas veces y ya no más/ Pues los pulmones del exterminio asfixian con sus aires, todo aquello que sabe herir, que sabe molestar
Y es que debajo de los mil colores de fuego, puedo ver sus rostros, arder hasta por siempre, desaparecer/
Brindo por el fin del dolor, brindo por el fin de las sombras bajo el sol/Brindo por el fin/Y brindo por el fin”

La orquesta de explosiones terminó y debajo de sus ojeras, tirado detrás de las pantallas, en un sillón, él cierra los ojos, y con una sonrisa como gancho, finalmente da descanso a su por siempre latente obsesión.

lunes, 24 de octubre de 2011

Hell Structure

Por último me dijo que se iba de gira el fin de semana, tenía una botella de whisky, quinientos pesos y dos gotas de ácido. “Me voy a despejar, a reventar” me dijo y se despidió con un abrazo. Le deseé que pase un buen rato y cerré la puerta.
El departamento es chico, un ambiente con baño, una laptop que conecto ocasionalmente a internet y que tiene pegada una calcomanía negra en el visor de la cámara. Una vez que terminé la última botella de whisky no compré más, tengo apenas un porrón de cerveza negra, que no me gusta, en la heladera. Y la televisión es el único sedante al que decidí apelar, pero logra el efecto contrario, me irrita y me da asco cada vez.
Fueron ciertos sucesos, fue también como fui formado y educado y siempre hay lugar en estos momentos de auge de la nueva era, para pensar que cargo alguna obsesión o karma de alguna aventura anterior a mi vida actual. Pero si hay algo que es cierto y verificable es esta vida y por ende prefiero apelar, con ánimos de comprender y solucionar, a los hechos de esta vida.
La fobia no es producto de la realidad mediática en mi caso, aunque bien ayuda, puesto que descubrí que, al igual que cualquiera que esté leyendo estas palabras seguramente, estoy profundamente atravesado por ella como institución punitiva y creadora de realidad.
El aislamiento concreto es una condición sedante que se fue acentuando y que culmina una vez más, cuando ninguna bebida, ningún cartón y ningún polvo pueden sedarme y aislarme lo suficiente como para caminar como libre por los callejones, geográficamente limitados, que me propician la rutina y las actividades. Aun me levanto temprano a la mañana y trago saliva, preparo el personaje que pende de un hilo, y camino. Mientras lo hago soy consciente de que estoy bajo una constante amenaza, que reside dentro de mí y que araña las paredes del autocontrol, para salir y provocar daño vindicativo.
Este camino de relación preventiva para con los demás se formó en algún momento que aún no logro identificar del todo, a lo sumo identifico momentos en los que decidí reforzarla, como si mi cuerpo, mi mente y mi alma adquirieran la conciencia del estado gendarme, que controla hasta las últimas consecuencias para prevenir supuestas situaciones de riesgo, dando a cambio la posibilidad de ser libre. Y que los ritos de sedación hagan el resto.
No hay nada que hablar entonces, cuando la situación se pone dura, el automatismo de esta estructura se fue de las manos y actúa independiente como una máquina, los demás en su condición de meras figuras circundantes no podrán de golpe recibir una avalancha de inquietudes, dolores, molestias, odios y reflexiones, porque no se puede decir en una noche de cervezas, en un bar de jueves a la noche, lo que no se comunicó en años por haber elegido este camino de relación preventiva.
Es claro, estudiando el orden de ésta estructura preventiva, que un gran disparador del conflicto es el canal abierto de pasiones que desencadenan el enamoramiento y el amor, que son cosas que por más sucesivas que puedan ser, son diferentes. La estructura preventiva ya compleja gracias a sus años de funcionamiento casi ininterrumpido, tiende a colapsar y a buscar vías que en el peor de los casos suelen poner en riesgo la vida del sujeto que la padece y de los individuos que lo circundan, que dejan de ser plenamente individuos para transformarse en posibles víctimas o hasta victimarios de las salidas urgentes de una mente en plena crisis, que apelará a medidas mucho más duras y reaccionarias para mantenerse.
No hay lugar para la sinceridad ni para el amor, son simplemente la destrucción y la autodestrucción los valores que prevalecen, dando lugar a una forma de existencia.
Miro por la ventana los autos pasar, el amanecer se acerca y sé que es muy posible que hoy no esté capacitado para contemplar su belleza. Doy un trago al café caliente y deseo salir de este lugar, y recordando me agarro la cabeza y me largo a llorar. Luego tomo mis cosas, seco mis lágrimas y tragando saliva, me echo a caminar.

martes, 20 de septiembre de 2011

La grasa del patriarcado

Ramón estaba sentado en su sillón, en su living, en su casa prefabricada, en su parcela, alrededor de un campo basto, a casi cuatro kilómetros del centro del pueblo. Eran las dos de la tarde y mientras miraba televisión lustraba una de sus armas con devoción y concentración. Por momentos lustraba con fuerza, y los músculos grandes y desnudos de sus brazos se tensaban y se marcaban. Era una tarde despejada y calurosa, no había ni una nube en el cielo. Ramón salió por la puerta principal cargando su Sniper en su espalda. Mientras el mosquitero se cerraba detrás, su mirada seguía a la bandera colgada al lado de la puerta. Miró el paisaje desolado; pasto, plantaciones y casas prefabricadas, muy parecidas a la de él. – Estas son nuestras casas- se dijo a si mismo, dando un respiro que daba cierto alivio a una angustia pequeña y reprimida que se asomaba por su espalda y hacia su pecho.
Ramón alzó su rifle, y luego de asegurarse que el seguro esté puesto, apuntó. La mirilla daba contorno y dirección a tanta inmensidad, y el se movía de un lado a otro apuntando a palos, arbustos y pájaros en el cielo. Evitaba las casas, ya que a pesar de que su rifle estaba descargado y con el seguro puesto, para él apuntar a un hogar donde vivían personas era algo irresponsable. Y había que ser estrictamente responsable con las armas, él lo sabía muy bien gracias a su entrenamiento militar. En un mundo violento, donde los delincuentes conseguían sus armas de manera ilegal, era un deber estar armado y ser responsable.
Es un día mas para Ramón, las noticias remarcan lo mismo, su camioneta ya está lavada y lustrada, su esposa murió hace años y su única hija ya está lejos, viviendo en la ciudad. El quería en un principio que ella se case y tenga hijos en el pueblo, pero como dice Ramón seguido a su gente y a su cabeza, a veces uno aprende de la manera dura que las cosas no deben ser siempre tal y como nos enseñaron que deben ser. Y es que su hija, con ánimos de seguir el camino dictado por sus padres, conoció a un chico y se enamoró; Iban al colegio juntos y también se graduaron juntos. Un chico agradable, con buenas notas, su padre era el dueño de una cadena de ferreterías y eso le aseguraría a su hija un futuro tranquilo y lejano a la pobreza, fantasma que a Ramón lo persiguió gran parte de su vida; Pero bueno, como dice siempre él, a veces se aprende de la manera dura que las cosas no deben ser siempre tal y como deben ser.
El muchacho, novio de su hija, fue descubierto abusando de sus primos, dos chiquitos de tan solo ocho y diez años. Su hija estuvo desvastada, el amor puro se transformó en algo estúpido porque ella se sentía una estúpida. Y el rigor del pueblo, él hecho de casarse y tener hijos, se transformó en un peso perverso, además de la vergüenza que la atacaba día a día cuando manejaba su auto a la cafetería del centro para servir café y tostadas a ojos que la miraban con lástima y rechazo. De su ex novio ya no había mucho que decir, Ramón quería que pague, el siempre quería que paguen, y pagó; el padre de los dos chicos era el comisario del pueblo en ese entonces así que la peor tortura se le vino encima enseguida. Dos meses en la cárcel del estado fueron suficientes para que lo encontraran colgado en su celda, con el tabique roto y un puñal clavado en su entrepierna. La carátula decía “víctima de revuelta de pandillas”. Y es que el comisario era además un hombre de contactos, muy querido y respetado por las autoridades mayores. Todos en el pueblo lo recuerdan bien, siempre cargando su cuarenta y cinco en lugar de su arma reglamentaria, un hombre que jamás creyó ser un servidor de la ley, si no la ley misma.
Y así se fue su hija, encontró refugio en la universidad y al recibirse de mecánica dental se largó para no pisar el pueblo nunca más. Ramón habla con ella ocasionalmente para asegurarse que esté bien, aunque sabe que su hija es una muchacha fuerte, no solo una sobreviviente, si no también una experta en el uso de armas y rifles de asalto y en técnicas de defensa personal que Ramón mismo le había enseñado; “Si alguien irrumpe en tu casa dispara sin problemas, siempre es defensa legítima, Si alguien quiere propasarte con tigo no dudes en quebrarle algún hueso ni bien tengas la opción, el cuerpo está repleto de huesos y te enseñé como quebrar todos y cada uno de ellos”.

Ramón aparta su mirada del rifle, vuelve a entrar y se sienta a ver la televisión siempre encendida; La guerra prosigue sin problemas, con pocas bajas y muchos enemigos muertos, los famosos muestran sus casas enormes y lujosas, un documental muestra como los asesinos seriales son descubiertos gracias a la tecnología del ADN y el canal porno muestra a una adolescente masturbando dos penes y gozando de una doble penetración.
Ramón carga su rifle SNIPER, lo apunta a la televisión, luego lo da vuelta y sus pupilas se levantan mientras que detrás de él sus sesos vuelan hasta dar con su pared, sus cuadros, su suelo, su techo y su mesa, ubicada detrás de su sillón.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Trópico

Era el último trago y miraba. A través de la ventana el movimiento se empezaba a apaciguar gradualmente y los dolores del pasado se posaban levemente sobre su pecho. Las condenas se teatralizaban pequeñas en los bordes brillantes del vaso, al que él miraba intermitentemente. Actores del imaginario del recuerdo, repitiendo sus actos en espacios diminutos, pinceladas violentas de aquellos tantos días que formaron su imagen en el espejo, que intentaron digerirlo en sus infiernos. Era el último trago, la última vez en esa morada.
Paso a paso, latido a latido, en el irrelevante escenario alguna vez concebido, con todos sus actores desaparecidos, suelta el vaso y empuña el camino.

Vértices Carnívoros

Ganado
Apretado
Necesita
Molestar

Enfila
A paso firme
Fuertemente
Atravesado.

Entretenido
Deja pasar

En esta aldea
Se come carne
Y no
Vegetal.

Bien inquietos
Por la forma

Ignorando
El contenido

Existencia
Consecuente
Al espejo
Mediante

Mega fiestas
Proyectivos
Dura pena
Digeridos

Entretenidos
En el perpetuo circular

En esta aldea
Se come carne,
Y no Vegetal.

domingo, 28 de agosto de 2011

Wasted

They are ending
The wasted years
Some good bad memories
In the ways
Of after shock.

Little boy
Overcrowded
Sleeping away
On a set of pills.

I remember those days, drinking booze with my father in a filthy kitchen. I wasn´t sopose to drink ´couse of the pills, but that is not sopose to mather when the pain in you chest ask you to be buried alive, when you are only fifteen.
My father´s lost glassy eyes watching the ceeling. - What´s wrong dad? Are you ok? – I used to ask him. Me, a school drop out full of risperidone and trihexyphenidyl who wanted to kill and get killed. I remember him saying with effort that he was all right, drinking again trying to aboid conversation. Then there was the rest of the day, locked in my room, trying to listen to the radio, trying to read “Globalization and it´s Discontents” while my eyes started to drop out until I fell into a living dead state. I coudn´t even watch tv, couse I coudnt open my eyes, I tried but i was allways tired. My arms they ussually ended up numb. And that was a bad thing ok, but I didn´t complain, that was better than the other feelings, I remember something like a knife opening my chest, stabbing my neck once and again. A horrible pain, and I coudnt stop crying I just coudnt, and nobody knew what to do with me, a fourteen year old boy suddenly full of hate and pain who just coudnt even speak. I just needed to die, to die, to kil, to kill and to die. I hated everybody, I coudn´t feel any love, just obsession and hate. The world was a reservoir full of assholes who deserve to be killed, they had everything all right to then, and I was the good one, the victim, paralized to death. Pill after pill, shrink after shrink they told me I needed to be locked out of society, they did that to everybody, they still do it, is there bussiness and it works.
We got really poor at the time, couse my father didn´t have a steady job and me, a really sick voy a guess, decided to live with him. All the walls of the kitchen had big stains of water couse when it rained it was allmost like it was rainning inside, all the ceeling was broken and no one was able to fix it or to pay somebody who could do it. There was only beer, cheap gin and delivered pizza in the freezer, nothing else. The house was falling apart, going into a fast decadence and my father an I, we were just sick witnesses of that.
It was kind of courious I guess, or maybe a little obvious too. But the goverment, the country, was colapsing the same way we were. A few days earlier over a houndred people were killed in the streets, the police was ordered to suppress everybody couse of the state of siege and lots of people were trying to bring down the goverment taking it to the streets. It finnaly happened. But that´s another story.