lunes, 12 de septiembre de 2011

Trópico

Era el último trago y miraba. A través de la ventana el movimiento se empezaba a apaciguar gradualmente y los dolores del pasado se posaban levemente sobre su pecho. Las condenas se teatralizaban pequeñas en los bordes brillantes del vaso, al que él miraba intermitentemente. Actores del imaginario del recuerdo, repitiendo sus actos en espacios diminutos, pinceladas violentas de aquellos tantos días que formaron su imagen en el espejo, que intentaron digerirlo en sus infiernos. Era el último trago, la última vez en esa morada.
Paso a paso, latido a latido, en el irrelevante escenario alguna vez concebido, con todos sus actores desaparecidos, suelta el vaso y empuña el camino.