domingo, 30 de agosto de 2009
Viaje
En un momento de tiniebla
Y con la mente de su lado
El alma se tiñe
El cielo va cayendo
Y me arrastro por el piso
Escapando apretado
Y sudando angustiado
Buscando el hueco
Para escapar de esta dimensión
Y aprieto mis cuerdas
Para abrir camino
Con la vibración
Un atardecer verde
En la arena roja
Y una fiera de metal
Rugiendo
Un alma apretada
Transpira claustrofobia
Sentada en un pórtico
Sosteniendo una escopeta.
Acelerador
Me alejo de lo cruel
A puro placer
Con un corazón roto
Y un motor en la cabeza
Acelero sin medir
Despertando bien lejos
Con el cuerpo quebrado
Tanta suerte de mi lado
Me vuelvo a levantar
Destapo otro trago
Y vuelvo a caminar
Y la noche se acerca
Otra vez
Vertientes de alcohol
Y luces de neón
Y la cabeza acelera
Una vez más
Cruzando los bares
Tomando el control
Con un corazón roto
Y un motor en la cabeza
Tan solo un ente
Que ríe sin parar
Nadie me busca
Y nadie me va a buscar
El suelo vibra
El freno se rompe
Y vuelvo a empezar.
Carne roja y pedazos de metal
De un nuevo control
Que divide al bien del mal.
La gente cae formando pilas de huesos
Que hacen más alto el pedestal.
Fuerza sobrehumana
Recorre tu cuerpo
Y el cuero la canaliza
Y no la deja escapar
El brillo del gancho
Que sostiene tu mano
Te guía perfecto
Hacia ese lugar.
Quien es el culpable
Los ojos delatan
Aquella verdad.
Que linda porquería
Más fuerte que vos
Que tarde o temprano
Te va a aniquilar
Un viaje intenso
En una chatarra de metal
Riendo hasta terminar
Y sin poder respirar
Pedazos de carne
Se mezclan con la lata
Y el ruido de un choque
Marca el final
Viaje frenético
Todo se quiebra
La energía baja
Toma tu brazo
Y tu brazo toma un arma
Estas golpeado
Galopando
En una tierra extraña
Tu cuerpo cansado
Tu corazón roto
Y tu mente trastornada
Y el desierto se vuelve rojo
Mientras que las risas aumentan
Y el cielo empieza a caerse
Presionando tu cabeza
Cerras los ojos
Caes en tierra
Miras tus manos
Y te hundís en sangre
El bien borracho y el culpable
Hoy soy feliz
Porque vuelvo a mi pueblo natal
Donde los culpables son colgados
Hasta transformarse en carnada
Devolviéndonos la paz
Hoy soy feliz
Porque la horca lleva su nombre
Este maldito que llevo a cuestas
Va a sentir a la mano del justiciero
Ahorcándolo hasta que no respire más
Que los hombres lo golpeen
Y que las mujeres lo escupan
Que su cuerpo cuelgue
Hasta que lentamente
Ya no lo soporte más
Es el viento del desierto
Moviendo las sogas en mi pueblo natal
Es el ruido de la venganza
Volando sutilmente
Por toda la colina
Hoy brindo feliz
Mientras el culpable cuelga
El mejor espectáculo
Que un hombre de bien puede disfrutar
Dos siluetas por el desierto, el viejo sigue cantando
Se cierra el telón.
Desde las Alcantarillas
Hordas y hordas de esclavos caminan por las calles, prisioneros de una adicción impuesta desde el mismísimo nacimiento. Condenados condenan y la sangre y el odio tiñen las calles. Y el ego del esclavo se infla aun más mientras que su dedo índice apunta hacia fuera tan seguro como miserable y muerto de miedo.
Un nuevo orden se está gestando, sutil y sigiloso desde las alcantarillas, mientras que los idiotas del puñal bailan una danza vertical, perversa y maligna, cubiertos de una capa corriente y correcta, y con el sol de su lado.
Carta del Alquimista
En una ciudad de los suburbios, donde el peligro es noticia y el miedo gobierna, habrá una verdadera conmoción. Un acto fuera de lo común sacará a los innumerables y pobres propietarios miedosos de su mismo lugar. Un acto benigno como maligno desfasará los valores establecidos por un rato, generando locura y luego depresión. Y es que cuando un alquimista social mezcla lo bueno y lo malo tan a la perfección, la idiotez estalla y se destroza en mil pedazos. Pobres de los egos infelices y útiles que vagan por la tierra en una cinta, encorvando su espalda ante los valores mezquinos y convenientes. Pobres los que apuntan con miedo hacia la normalidad, tomando la estructura y disparando hacia todo aquello que no soportan. Pobres de esos conformadores de una sociedad de hormigas que hacen todo por cumplimiento o por rebeldía alimentando un ego que les pudre y paraliza las mentes. Pobres de todos y cada uno que por llevar a cuestas la honorable carga del verdadero camino fácil ignoran las verdades que trascienden la estupidez material del ego, que envuelve la mierda en hermosos paquetes, transformándola en apetecible y codiciada, deprimiendo los verdaderos deseos, tapados y sofocados durante siglos y siglos por toneladas y toneladas de esa mierda y generando una frustración incomprensible que acaba derivando en actos de abuso constantes que a su vez son protegidos por el sadismo y la perversión de la misma estructura social que los genera. Pobres de todos ellos, pues el alquimista ha nacido y con él una nueva era destruirá toda esta montaña de estupidez. Y solo aquellos que con sinceridad, agallas y nobleza hayan trascendido las pautas sociales y mundiales podrán sobrevivir.
“La oscuridad llegará para brindarnos una luz verdadera a los que deseamos verla. Y la libertad será la única meta.”
El alquimista